Francisco Erivaldo Pereira Alencar, de 73 años, recorre las calles de la región centro-sur de Ceará, en Brasil, vendiendo paletas heladas para solventar tanto sus gastos como los de su hogar. Pero cuando la inspiración llega a él, saca su cuaderno y pluma y comienza a escribir. Su gusto por la poesía lo ha llevado a escribir miles de versos desde 1998, y su esfuerzo ha dado frutos, pues acaba de publicar su primer libro autogestivo, que pagó con el esfuerzo de su trabajo diario.
A pesar de que su ingreso mensual no es mucho, pues con la venta de sus postres, gana alrededor de 20 reales brasileños diarios, algo así como 3.57 dólares, además de lo que le pagan por su jubilación, Francisco no se detiene y durante las últimas dos décadas ha explotado su talento, ya que ha publicado 17 libros de poesía, 75 cordéis (folletos literarios populares) y más de 2800 poemas en su blog.
Con más de 70 años de vida, Francisco ha trazado una gran historia. Cuando apenas tenía cinco años, ya trabajaba en el campo cuidando el ganado y a sus 20 años comenzó su vida de migrante. Se mudó a São Paulo para trabajar, pero solo duró un año antes de regresar a su casa. No volvería a ver a São Paulo hasta 1970, cuando regresó ya casado y con dos hijas.
Después se divorció y regresó a su ciudad natal, pero con un diploma de Electrónica. Montó su propio taller en el que trabajó durante 16 años, hasta que regresó a las labores del campo. Sin embargo, la edad y los problemas físicos no lo perdonaron y desde 2002 camina por la calles vendiendo paletas. A pesar de todo, en algún momento de su camino, un 10 de septiembre de 1998, Francisco se conectó con su talento en la poesía y las palabras.
La cultura fue heredada de su padre, un cantante de viola que en sus versos siempre enalteció la poesía del país. Sin embargo, Francisco no conectaría con estas venas hasta sus 49 años, después de su decepción en el deporte. Fue fundador de la Liga Acopiarense de Futbol y presidente de la federación en tres ocasiones, pero decidió cambiar el balón por un bolígrafo y las porras de la tribuna por rimas y retórica.
Estoy en el trabajo o caminando por la calle. En el autobús, viajando. No importa. Cuando llega la inspiración, siento ese toque. Entonces ya tengo el bolígrafo y una hoja de papel. Tengo que aprovechar, porque de repente se va la inspiración y para que vuelva, a veces se tarda un rato.
El poeta tiene más de 2400 escritos registrados ante la Oficina de Derechos de Autor de la Biblioteca Nacional, pues hace un esfuerzo por garantizar la autenticidad de sus líneas. Uno de sus mayores anhelos es vivir de su trabajo y que una editorial publique sus poemas. Por el momento, los libros que imprime en la ciudad de Iguatu salen de su bolsillo por su trabajo como paletero.
Para la publicación de su primer libro autogestivo Coquetel de Poesía, Francisco contó con la ayuda del abogado Raúl Ribeiro, quien trabaja en la editorial Tecnograf, empresa que lo editó con alrededor de 500 ejemplares.
Además de elevarlo como artista, queremos recordarle su valor como hombre sencillo, luchador y con un corazón de gigante, que siempre dio la bienvenida a todos. Esto no tiene precio.
—Ribeiro para el Diario do Nordeste
Su cariño por la literatura lo ha impulsado a crear lo que él llama la Museuteca, que se encuentra en un domicilio que renta a unos metros de su casa y que al igual que otros gastos, depende de su bolsillo y su trabajo como vendedor. Ahí ha dispuesto sus más de cinco mil libros, así como periódicos, vinilos, CD, DVD y otros artículos. Sin embargo, por la pandemia, permanece cerrada al público.
Ante las dificultades económicas y como un reconocimiento a la trayectoria de muchos artistas, la administración del municipio de Acopiara está dirigiendo sus departamentos para el desarrollo de nuevas políticas públicas para ayudar no solo “a la visibilidad, sino que aumenten los ingresos a través de la gestión”, detalló Rayane Farreira, asesora de comunicación del Ayuntamiento.