Las complicaciones de salud en la vida de Lucy Hamphrey, una mujer de Caerphilly, Gales, Reino Unido, la llevaron a recibir un diagnóstico terminal para su vida. Tras vivir más de una década y media con lupus, una afección que causa inflamación en el corazón, pulmones, hígado, riñones y articulaciones, su riñones comenzaron a fallar. En 2019, comenzó a recibir diálisis y los médicos le indicaron que su salud podría mejorar con un trasplante de riñón, aunque su vida solo se extendería otros cinco años.
Al igual que miles de personas, Lucy, de 44 años, se inscribió en la lista de espera para la donación de órganos y esperó pacientemente la disponibilidad de un riñón que salvara su vida. Cuidó su salud y llevó un ritmo de vida a sus posibilidades. Junto a su esposo Cenydd Owen, de 49 años, habían comprado una caravana para llevar a sus perros de paseo los fines de semana. Pero sus planes fueron frustrados cuando Lucy comenzó su tratamiento.
La pareja había planeado tomarse dos días en Aberystwyth, al lado de Jake e Indie, sus perros doberman, pero los problemas renales de Lucy no les permitieron ir tan lejos, por lo que decidieron pasear en un playa más cercana en Cold Knap, Barry, al sur de Gales. Al llegar, prepararon todo para tener una parrillada en la playa. Sin embargo, Indie se acercó a una mujer que estaba a unos cien metros de ellos: el perro iba y venía.
Los dueños pensaron que la presencia de un perro tan grande podía intimidar a la mujer, por lo que llegaron con ella a disculparse por el inconveniente. Pero no hubo ningún problema. Katie James, una mujer de 40 años, de Barry, estaba tejiendo con un gancho y no le importaba que los perros se acercaran. La pareja la invitó a su parrillada y ella les ofreció una bebida, aunque Cenydd explicó que Lucy no podía beber alcohol porque estaba sometida a diálisis.
Ella desconocía el proceso, pero se lo explicaron y le dijeron que estaba en espera de un trasplante de riñón. Inmediatamente, Katie les dijo “¡Acabo de entrar en el registro de donación de riñón!”. Cuando le preguntaron a quién donaría su riñón, ella contestó que “A cualquiera que lo quiera”. Lucy y Katie intercambiaron números y estuvieron en contacto. Pronto se comunicaron con un coordinador de donantes, quien se encargó del proceso.
Para fortuna de Lucy, el riñón de Katie era compatible. El médico le indicó lo afortunada que era, pues “hay una probabilidad en 22 millones de encontrar la combinación perfecta”, lo que requería para seguir en su tratamiento contra el lupus. Pasaron algunos años para que el trasplante se realizara, pero ambas se prepararon para el momento.
Todavía tengo todas las grabaciones y lo emocionada que se sentía porque estaba haciendo algo bueno. Es simplemente disparatado, una absoluta extraña y Lucy recuperó su vida. Durante los últimos cinco años, no podía beber nada (alcohólico) y estaba limitada en cuanto a lo que podía comer. Ahora, puede comer y beber lo que quiera y estamos empezando a recuperar nuestra vida normal.
—Cenydd Owen, esposo de Lucy
El 3 de octubre de 2022 se realizó el trasplante en el Hospital Universitario de Gales, en Cardiff, y fue un éxito. Lucy se siente afortunada de haber conocido a Katie, quien dijo que se siente orgullosa de sí misma y que su familia también lo está. Incluso su abuela presume a desconocidos que su nieta “donó un riñón”. Lucy, quien después de estar durante años en la lista de espera para recibir un riñón, dijo que “Mi vida ya cambió por completo”, “Fue el hecho de que Indie casi la descubrió y la eligió”.
Terminamos yendo a Barry por pura casualidad, conociendo a Katie por pura casualidad y Lucy terminó con un riñón. Queremos mostrar que siempre hay esperanza para la gente. Nunca te rindas, porque nunca se sabe, ni siquiera íbamos a ir a la playa ese día. Hay mucha gente buena ahí fuera.
—Cenydd Owen, esposo de Lucy