Todos tenemos ese amigo mañoso que cuando compra hamburguesas comienza a pedirlas sin aderezos, cebolla ni chile; casi, casi para que le entreguen el puro pan. Que no te gusten algunos ingredientes en tu comida es normal, cada persona tiene sus preferencias alimenticias en sabor, texturas y hasta en la experiencia de consumirlos, pero ¿te imaginas comer lo mismo el resto de tu vida?
Así como si fuera el juego de ¿Qué prefieres? ¿No comer nunca nada o solo comer sándwich de papas fritas? Zoe Sadler, de 25 años, escogió el sándwich y desde hace más de 20 años solo ha comido emparedados crujientes y alrededor de dos bolsas de papitas fritas al día. Zoe, quien está por casarse, no se ve en vestido blanco y con un sándwich en la mano, así que contactó a un hipnotista, quien la ayudó a poder comer otro tipo de alimentos.
Ser quisquilloso con la comida es algo por lo que muchos niños pasan, pero cuando los padres de Zoe intentaban darle otros alimentos, ella simplemente se negaba a comerlos. La chica originaria de Coventry, Inglaterra, cuenta que lo único que podía comer eran papas fritas que “solía chupar hasta que estaban blandas”.
Sin embargo, su dieta no solo estaba hecha de sándwiches con mantequilla y papas fritas sabor a queso y cebolla, sino que por las mañanas, ella solía desayunar cereal seco. Según informó Coventry Telegraph, la chica confesó que en ocasiones no le importaba cambiar el sabor de las frituras. Ya en la escuela, recuerda que llevaba emparedados crujientes para el almuerzo.
Pero donde Zoe encontraba verdaderas dificultades era en la cena de Navidad, pues aunque había mucho de donde escoger, ella no quería comer los platillos, solo era capaz de comer pudín de Yorkshire, pero sin el gravy. Puede parecer que comer tu comida favorita todos los días es lo mejor que te pueda pasar, pero en algún momento, ese estilo de vida cobra factura.
Hace tres años, Zoe fue diagnosticada con esclerosis múltiple, por lo que decidió mejorar su salud. Al navegar por internet, se encontró con algunos artículos sobre Davis Kilmurry, un hipnotista con sede en Londres, así que lo contactó y agendó una cita para tratar su desorden alimenticio. En solo dos sesiones de dos horas cada una, ella pudo comenzar a comer otro tipo de alimentos y parece estar contenta descubriendo nuevos sabores.
No puedo creer lo buenas que son las fresas e incluso probé un calamar con chile Wagamama que estaba muy picante. Tengo muchas ganas de probar el curry y muchos otros alimentos diferentes.
—Zoe Sadler
Zoe vive con su prometido Jason Fox, de 28 años, y están a punto de casarse. Aunque no tiene problemas para entrar en el vestido, pues solo pesa 57 kilogramos, no se ve en su boda comiendo sándwiches. En cambio, quiere disfrutar de un banquete y ahora planea junto a su futuro esposo cómo será el menú que servirán.
Cabe mencionar que el hipnotismo no fue realizado como un capricho, sino que el terapeuta David Kilmurry diagnosticó un trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos. Aunado a su problema de esclerosis múltiple, era importante asumir una nueva dieta, ya que comer solo sándwiches con papas fritas es peligroso, incluso si se contrasta con ejercicio.
Inmediatamente después del hipnotismo en la silla, Zoe estaba abierta a probar nuevas frutas y verduras, como repollo, arándanos y se quedó con una olla de nueces y varios otros alimentos que comió con entusiasmo.
—David Kilmurry