Heinrich Steinmeyer era un soldado nazi de 19 años de edad cuando fue apresado por los aliados y encarcelado en Comrie, Escocia. Y ahora, 70 años después, ha dejado una herencia de casi medio millón de dólares a ese pueblo escocés, como agradecimiento por su trato.
Además, en una ocasión, algunos jóvenes lo sacaron de la cárcel a escondidas para que viera su primera película; le dieron una bicicleta y un uniforme, eran del hermano de una joven local.
El exsoldado de la SS fue capturado en Francia, y vivió cautivo en el campo Cultybraggan, cerca de la villa de Comrie, en Pertshire. Sin embargo, los habitantes de esa villa se mostraron muy amables con él, e incluso hizo muchos amigos.
El alemán murió en 2013, a los 90 años, y en su testamento explica su deseo de heredarle a la villa como un regalo a la confianza de la comunidad. El dinero se gastará en infraestructura para los mayores en el área.
El señor Steinmeyer, quien murió sin tener hijos, dijo en su testamento:
“Quisiera expresar mi gratitud para ayudar a la gente de Escocia por la gentileza y generosidad hacia mí, por el tiempo que pasé en Escocia durante mi encarcelamiento en la guerra”.
Específicamente expuso que lo que se obtuviera de la venta de su casa y otras posesiones, se usara para la gente mayor.
Le agradeció a los escoceses por salvarle su vida en tres ocasiones: primero de los franceses, quienes lo apresaron; luego de los polacos, quienes lo transportaron; y en tercer lugar, por mantenerlo en cautiverio de manera muy humana.
Dijo que hubiera vivido en Escocia si no fuera por su madre, viuda y muy mayor, que vivía en su nativa Silesia, parte de Alemania del Este.
Sus cenizas fueron esparcidas en las montañas sobre el campamento donde estuvo cautivo. Steinmeyer, quien se estableció en Demlmenhorst.
El hijo de George Carson, un amigo de Heinrich, dijo a la BBC: “Suena como una historia increíble pero es completamente cierta”.
“Mi madre y sus amigos, todos compañeros de la escuela en la Academia Morrison, se hicieron amigos de Henrich a través de las rejas del campamento Cultybraggan.
“No estoy seguro de cómo se comunicaban, pero durante esas conversaciones descubrieron que Henrich nunca había visto una película, así que una mañana fueron ahí en sus bicicletas, una de ellas llevó el uniforme escolar de su hermano y lo sacaron del campamento por un agujero en la malla”.
“Lo llevaron al cine, donde vio su primer película, y quedó perplejo por toda la experiencia. Lo vi un par de veces y era un hombre maravilloso.
“Esta es su manera de dar las gracias por la gentileza que le mostraron, en un momento de su vida donde estaba en apuros, y simplemente quiere agradecerles a todos”.
El dinero fue transferido a la fundación Heinrich Steinmeyer y un proceso de consulta será el encargado de determinar cómo se gastará.