De todos los lugares donde quisieras meter tu pene, imagino que en último lugar estaría una llave inglesa… aunque no conocemos los fetiches de las demás personas. Y es que un hombre vivió momentos de pesadilla cuando su miembro se atascó en esta herramienta ¡durante 17 horas!
Como si el dolor no fuera suficiente carga, el caballero tuvo que pedir ayuda a numerosos especialistas quienes se preocuparon por quitar el objeto de metal de sus partes íntimas. Así que, además de todo, tuvo que pasar por tal humillación.
Después de largas horas de examinación, los médicos no pudieron ayudar al soltero de 37 años a quitar la llave, así que el hombre, desesperado, llamó a la brigada de bomberos, quienes llegaron armados con una amoladora angular, que terminó considerándose demasiado peligrosa para la delicada operación, ya que el calor que esta máquina genera podía haber causado daños mayores.
El hombre, que prefirió quedar en el anonimato, fue llevado al hospital de Linhai, en CHina, cerca de las 9:30 pm, casi un día después de que sus genitales quedaran atrapados.
En este punto su miembro se encontraba bastante lastimado, hinchado y morado, por lo que los doctores estaban haciendo lo posible por salvar a tiempo su pene.
Ellos querían intervenir en los genitales, para reducir la presión de la sangre que ocasionaba la hinchazón y el cambio de color, pero, por alguna extraña razón, los doctores requerían del permiso de los padres del hombre para seguir con la cirugía.
Desafortunadamente, los padres del hombre no se presentaron al hospital para firmar el consentimiento.
Uno de los doctores, que ya había estudiado un caso similar, tuvo la brillante idea de llamar a un dentista de emergencias.
Los dentistas Zhou Gi y Shi Gengsheng llegaron al lugar con un taladro dental que rota de 200,000 a 300,000 veces por minuto y un refrigerador de agua de alta presión, importante para reducir el calor causado por la perforación.
El hombre quedó liberado después de media hora de intervención, aunque las razones de por qué se atoró en la llave aún son inciertas pues, evidentemente, al hombre le da algo de pena hablar de ello…