Varones, ¿recuerdan el caso de un abuelo gruñón que robó un banco para que lo atraparan, lo metieran a la cárcel y así escapar de su esposa porque ya no soportaba vivir con ella? Pues ahora este abuelo ladrón recibió el peor castigo que podía merecer: lo sentenciaron a pasar su condena en arresto domiciliario.
A veces los crímenes tienen motivos muy oscuros, y ese fue el caso de este pobre abuelo. John Ripple, un ciudadano de 70 años que vive en Kansas, Estados Unidos, robó un banco con una nota; luego esperó a la policía tranquilamente en el lobby y les explicó que prefería ir a la cárcel a pasar un minuto más con su pendenciera esposa.
El anciano cometió al robo con una nota que le mostró a la cajera: “tengo un arma, entrégame el dinero”. La nota, afirmó luego, la escribió en su casa cuando le decía a su esposa Remedios (ironías de la vida) que estaba mejor “en la cárcel” que con ella.
Cuando le entregaron el dinero se sentó a esperar a la policía, y al llegar les dijo: “soy el hombre que buscan”.
Ahora, seis meses después, y después de un tiempo “vacacionando” en prisión, un juez de la Corte de Distrito de Estados Unidos, le impuso una pena terrible: arresto domiciliario por 6 meses, así como 3 años de libertad provisional, con 50 horas de servicio comunitario. El karma es cruel.
No se rían, les puede pasar a ustedes.