Para muchas familias alrededor del mundo, salir a trabajar y ganarse el pan es cosa de todos los días, pues el dinero que se gana es de vital importancia para la supervivencia familiar. Por ello los gastos inesperados en ocasiones hacen que el bolsillo se desbalancee y muchas veces caiga. Pero a una mujer de la región rural de la prefectura de Papagaios, en Brasil, le pasó algo insólito. Sin darse cuenta, tiró a la basura su boleta de pago junto con el dinero para dar la mensualidad de su coche.
Cuando Márcio Hernrique Lopes Peña, un recolector de basura de 39 años, realizaba su rondín y vio a la mujer desesperada, le preguntó la causa de su angustia. Ella le comentó la situación y lo importante que era hacer el pago y que creía que el dinero, 440 reales brasileños, algo así como 80 dólares, se había ido a la basura. Para muchas personas, trabajar por esa cantidad y perderlo es una situación terrible.
Así que, Márcio, con más de 20 años de servicio como recolector, se dispuso a ir al vertedero donde se junta toda la basura a buscar las pertenencias de la angustiada señora. Junto con su amigo Edson Nemén, también recolector, revisó con precaución bolsa por bolsa. Después de dos horas de estar abriendo la basura, bajo el sol a casi 25 grados, el documento y el dinero estaban en sus manos.
Estaba tan feliz cuando vi el comprobante bancario, feliz de haberlo encontrado, de haberlo recibido y ya estaba listo para pagarlo de inmediato. Fue una emoción demasiado grande. Me puse en el lugar de esta familia, porque es muy difícil conseguir cosas. Y perseguir sueños solo si es a plazos. Gracias a Dios lo encontramos y lo pagamos.
—Márcio Henrique Lopes Peña
Tener ese dinero al alcance puede resultar de gran ayuda, por eso Márcio sabía lo importante que era devolverlo. Consciente de la importancia del pago, su primer destino fue hacer la rendición de la factura y luego llevar el comprobante de pago a la mujer en su próxima ruta hacia su casa. Poco después, según relata para el diario Otempo, la familia se puso en contacto con él.
Su nuera me contactó en Facebook y le dije que había pagado. Ella estaba muy contenta y me pidió que me hiciera saber que su suegra me invitó a tomar un café allí.
—Márcio Henrique Lopes Peña
Además de la emoción de hacer lo que estuvo a su alcance para ayudar a alguien más, Márcio sabe que sus acciones son un ejemplo para su hijo de 11 años, Guilherme, quien dijo que estaba orgulloso de él y que cuando sea mayor, quiere ser como él.