¿También eres de los que aborrecen esos verdes alimentos que son tan saludables como desagradables de sabor? Aunque los nutriólogos —y mamás— insistan en que los tenemos que comer, odiar los vegetales podría tener una razón genética.
Hay personas que literalmente nacen con repulsión a las verduras porque sus genes les provocan ser muy sensibles al gusto amargo de estos alimentos. Suena exagerado pero, como siempre, la ciencia nos respalda y un estudio presentado en las sesiones de la Asociación Estadounidense del Corazón lo demostró.
La investigación fue presentada en Filadelfia por la doctora en nutrición Jennifer L. Smith, quien explicó que la genética afecta el sentido del gusto, y el sabor es un factor muy importante al momento de escoger alimentos para nuestra dieta.
Se hicieron análisis genéticos de 175 personas y descubrieron que el gen TAS2R38 es el que nos ayuda a detectar el sabor amargo en la comida. Este gen tiene dos variaciones: AVI y PAV, y el estudio mostró que se pueden combinar de diferentes maneras en dos copias.
Quienes tienen dos variantes AVI no son sensibles al sabor amargo, y los que tienen una AVI y una PAV sí detectan la amargura; pero quienes tienen dos PAV son llamados “supercatadores”, extremadamente sensibles a los alimentos amargos y no los pueden tolerar.
Las personas con dos variaciones PAV del gen que se relaciona con el sabor amargo realmente experimentan irritación y desagrado al sabor amargo de los vegetales que otras personas dirían que es normal. La Dra. Smith hizo esta investigación para que sus colegas consideren sus resultados al momento de crear una dieta para sus pacientes:
Deben considerar el sabor de las cosas si realmente desean que su paciente siga las pautas de nutrición.
Así que no se trata de que queramos desobedecer al nutriólogo (o a nuestras madres) cuando les decimos que no queremos comer verduras, sino que tal vez nuestra genética provoca que de verdad experimentemos un terrible sabor al comerlos.