La vida y la condición humana son más frágiles de lo que creemos, y solo bastan fracciones de segundo para que cualquier actividad, trabajo o pasatiempo se convierta en una situación mortal.
Lo increíble es que justo cuando se piensa que todo está perdido y que deberíamos empezar a temer lo peor, estas 10 personas lograron lo imposible: sobrevivir a toda costa. Igual que en la primera parte, estas son historias de auténticos milagros y ejemplos de que la vida siempre encuentra la forma de resistir.
1. Un cuerpo congelado
Anna Bagenholm era una estudiante de ortopedia en el Hospital Narvik de Noruega y en mayo de 1999, ella y un par de acompañantes salieron de aventura para esquiar en las montañas Kjølen, los Alpes escandinavos. Todo iba bien hasta que por accidente ella cayó en la grieta de un arroyo congelado, su cuerpo quedó sumergido en agua helada y sus compañeros no podían sacarla.
Ellos tuvieron que irse a buscar ayuda y cuando volvieron, después de ochenta minutos, lograron sacar a Anna. En ese punto, su cuerpo llegó a una temperatura de 13.7 centígrados y no tenía latidos.
En el hospital universitario, su electrocardiograma mostraba que no tenía ninguna actividad cardíaca, pero el doctor Mads Gilbert se negó a declararla muerta. Un equipo de 100 médicos se turnaron en el quirófano durante nueve horas y lograron salvar su vida. La esquiadora despertó 35 días después pero estaba paralizada del cuello hacia abajo. Poco a poco se fue recuperando y en octubre de ese mismo año ya estaba de vuelta trabajando en el mismo lugar donde prácticamente la revivieron.
2. Sobrevivió a cinco balazos
Las infames historias sobre los masacres y atentados en escuelas de Estados Unidos también revelan el heroísmo de quienes hicieron lo imposible para salvar a los demás. Uno de los casos más asombrosos es el del joven Anthony Burges.
Este chico de 15 años estuvo presente durante el tiroteo en la Escuela Secundaria Stoneman Douglas de Parkland, en Miami, del 2018. El asaltante iba armado con un rifle semiautomático y acabó con la vida de 17 personas. Anthony alcanzó a cerrar la puerta y usó su cuerpo para bloquear la entrada del asesino. En total recibió cinco disparos en los pulmones, abdomen y piernas, pero resistió y eso salvó a sus 20 compañeros.
Anthony fue llevado a un hospital, en donde le tuvieron que hacer 13 operaciones para salvarlo. Después de estar internado durante dos meses, él se recuperó por completo y se convirtió en un héroe de su escuela.
3. Un accidente con incendio, pero sin rasguños
El piloto Romain Grosjean, del equipo Haas F1, competía en la carrera Gran Premio de Baréin en el 2020 y un golpe con el auto de Daniil Kvyat le hizo perder el control. Su vehículo se estrelló contra las barreras a una velocidad de 220 km/h y se incendió en llamas.
Romain estuvo atrapado durante 20 segundos mientras los rescatistas trataban de apagar las llamas y sacarlo. El piloto francés salió del auto sin un rasguño debido a la barra de titanio que protege la parte superior de estos automóviles de carreras. Lo llevaron al hospital y ahí solo lo atendieron de quemaduras leves en sus manos y tobillos.
4. Un polizonte que sobrevivió
La madre de Yahya Abdi, un chico de 15 años en California, estaba en un campo de refugiados en Etiopía, y él solo deseaba verla de nuevo. En el 2014, Abdi se las arregló como pudo para llegar hasta el Aeropuerto Internacional de San José Norman y Mineta, brincó una cerca y después de estar seis horas esperando, se escabulló hacia el tren de aterrizaje de un avión Boeing 767 de Aerolíneas Hawái.
Cuando el avión despegó, Abdi perdió el conocimiento y, milagrosamente, sobrevivió a un viaje que duró cinco horas. Estuvo a una altura de 11 580 metros y una temperatura de 62 grados centígrados bajo cero.
Cuando el vuelo aterrizó en Kahului, Maui, descubrieron a Abdi escondido y los médicos lo atendieron. Los expertos creen que el cuerpo del adolescente entró en un estado de animación suspendida que le permitió sobrevivir a la falta de oxígeno.
5. Rescatada de la selva amazónica
Juliane Koepcke hace que la historia del Náufrago con Tom Hanks parezca que solo se perdió un rato en el supermercado. Ella era una estudiante de 17 años que después de graduarse viajó con su madre en el vuelo LANSA 508 de Lima a Perú, en 1971. El avión fue alcanzado en pleno vuelo por un rayo que lo destrozó aproximadamente a tres kilómetros del suelo, y la chica salió volando por los aires, atada a su asiento.
Ella cayó en la selva amazónica y sobrevivió porque el asiento absorbió gran parte del impacto, pero sí acabó con una clavícula rota y varios cortes en las manos y piernas. Aunque estaba sola en medio de la jungla, su mala suerte comenzó a cambiar.
Encontró en el lugar del accidente una bolsa de dulces para mantener su energía y al caminar, descubrió una corriente de agua. Al seguirla, halló una cabaña abandonada y se las arregló para sobrevivir 11 días en la jungla con su hueso roto.
Unos pescadores locales la encontraron y la llevaron hasta una aldea cercana para atender sus heridas. Juliane pudo reunirse con su padre y después de recuperarse, llevaron a un equipo de rescate al lugar del accidente. Por desgracia, su madre, el resto de los pasajeros y la tripulación habían muerto. Se supo que unas 14 personas sobrevivieron al impacto, pero no lograron sobrevivir hasta ser rescatados.
6. Una escalada de mucho riesgo
La montana K2 del Himalaya es la segunda más alta del planeta y una de cada cuatro personas que la escalan mueren en el intento de llegar hasta su cima. Pero solamente Jim Wickwire logró sobrevivir en su segundo intento con tan solo una bolsa de nailon.
Este alpinista trató de llegar a la altura de 6700 metros en 1975, pero lo intentó nuevamente en 1978 acompañado de su colega Louis Reichardt. Esta vez lograron llegar a la cima y en cuanto tomaron fotos de evidencia, comenzaron a descender pronto porque Jim no llevaba un tanque de oxígeno suplementario.
De hecho, Jim tampoco llevaba un faro de luz, ni reserva de gas, casa de campaña, agua, ni un saco para dormir. Cuando cayó la noche, él se cubrió con una delgada bolsa de nailon y, milagrosamente, sobrevivió a la montaña cuyas temperaturas descienden hasta 26 grados centígrados bajo cero.
Al volver a la civilización, fue atendido en un hospital, donde le detectaron coágulos de sangre en los pulmones y neumonía. Después de una cirugía de pulmón y la amputación de algunos dedos de sus pies, Jim se recuperó y consiguió contar su aventura.
7. Rayo de protones directo a la cabeza
El accidente del científico ruso Anatoli Bugorski casi parece salido de una historieta de superhéroes, aunque él desgraciadamente no obtuvo ningún poder. Él era un investigador en el Instituto de Altas Energías en Protvino, Rusia, y en 1978 descubrió una falla en el acelerador de partículas Synchroton U7.
Anatoli tomó sus herramientas y trató de arreglar el desperfecto, pero mientras trabajaba, el acelerador de partículas se activó y disparó un rayo de protones de 76 electronvoltio, que pasó por detrás de la oreja del científico y salió por su fosa nasal izquierda. Recibió una descarga de hasta 300 000 radiaciones ionizantes. Sin embargo, al parecer no le ocurrió nada en ese momento.
Anatoli no dijo nada del accidente, pero días después, el lado izquierdo de su cara se hinchó y la capa externa de su piel empezó a caerse. Fue atendido en un hospital de Moscú y a pesar del tratamiento, la mitad de su rostro quedó paralizada y perdió su capacidad de audición en la oreja izquierda. Anatoli no obtuvo ningún poder de protones, pero siguió trabajando y consiguió terminar su doctorado en Física.
8. Impacto en un hormiguero
¿Qué tienen en común un paracaídas que no funcionó, una caída de 213 metros y 200 mordidas de hormigas bravas? Que por esos insectos, Joan Murray logró sobrevivir al duro impacto contra el suelo. Ella era una ejecutiva bancaria de 47 años a quien le apasionaba el paracaidismo, y en 1999 subió a un avión para lanzarse a los aires en Carolina del Norte, Estados Unidos.
Al llegar a una altura de 4419 metros, Joan saltó y disfrutó de la caída libre hasta que comenzó el horror. Su paracaídas no se abría y ella iba a una velocidad de al menos 128 kilómetros por hora. Alcanzó a cortar el cordón defectuoso y tirar de la cuerda de emergencia; el paracaídas se abrió a solo 213 metros del suelo.
Además de estrellarse contra el suelo, ella tuvo la mala suerte de aterrizar justo sobre un nido de hormigas bravas. Aunque estaba inconsciente, los insectos la mordieron unas 200 veces antes de que la rescataran. Estuvo en coma durante dos semanas en un hospital, le hicieron 20 cirugías reconstructivas y 17 transfusiones de sangre.
Los doctores consideran que fue por las mordidas de las hormigas que logró sobrevivir, porque de esa manera, su corazón siguió en movimiento. Joan pasó seis semanas internada y de milagro pudo volver a estar de pie. Seguramente no volvió a practicar paracaidismo, ¿o sí?
9. Perdida en el bosque con su perro
Los bosques de Siberia son el hábitat natural de grandes osos y manadas de lobos feroces, y a pesar de ser un ambiente tan hostil, la pequeña Karina Chikitova, de solo tres años de edad, logró sobrevivir y ser rescatada después de haber estado extraviada durante cuatro días.
El 27 de julio del 2014, el padre de la niña salió a trabajar y ella junto con su perro Naida lo siguieron sin que él se diera cuenta. Pero sin guía ni rumbo, la pequeña y su mascota se extraviaron y acabaron merodeando el bosque Taiga, de Siberia.
La mamá de Karina creía que ella estaba con su papá y su padre Rodion creyó que estaba con su madre. Pasaron cuatro días hasta que ellos se volvieron a ver y se dieron cuenta de que la niña se había perdido. Entonces comenzó la labor de búsqueda, pero no lograban encontrarla.
Nueve días después, el perro Naida logró regresar a casa y trajo de vuelta la esperanza de que la niña estaba cerca. Se intensificaron los trabajos de rescate y fue hasta el onceavo día que encontraron a Karina, sin ningún daño y escondida en la hierba. La niña de tres años había sobrevivido tomando agua de un río y comiendo bayas silvestres.
10. Un piloto fuera de cabina
En 1990, el vuelo 5390 de British Airways despegó desde el aeropuerto de Birmingham y cuando la nave llegó a una altura de 7000 metros se escuchó un fuerte estruendo en la cabina de los pilotos. El asistente de vuelo Nigel Ogden entró para averiguar qué sucedía y descubrió que dos parabrisas fueron destruidos por la descompresión y que el capitán Tim Lancaster estaba siendo succionado fuera del avión.
Nigel alcanzó a sujetar a Tim por las piernas, pero la mayor parte del cuerpo del piloto estaba fuera de la cabina mientras que el copiloto Alastair Atchison comenzaba un descenso de emergencia en el aeropuerto de Southampton.
Para cuando lograron aterrizar, el piloto Tim ya tenía una fractura en el brazo y muñeca derechos, hematomas en todo el cuerpo y había sufrido de congelación severa. Nigel también tenía congelación, un ojo lesionado y el hombro dislocado. Afortunadamente, ambos sobrevivieron y se recuperaron.
La investigación posterior reveló que los parabrisas se habían instalado tan solo 27 horas antes del vuelo y, lo peor, los pernos que les colocaron eran más cortos así que la instalación estaba defectuosa y no soportó la presión del aire. Por estas razones siempre se deben seguir a la perfección todas las instrucciones al ensamblar cualquier cosa y, especialmente, un medio de transporte que lleva a personas.