Son pocas las personas que llegan a cumplir 100 o más años de edad, se vuelven una rareza demográfica que es un tesoro viviente y en sus rostros se nota el largo paso del tiempo. El fotógrafo checo Jan Langer buscó a los hombres y mujeres más viejos de su país, y creó una colección de imágenes para comparar la apariencia que tenían estos centenarios vivientes cuando eran jóvenes y como son actualmente.
Su obra se llamo Rostros del Siglo y recopiló sus fotografías más antiguas para colocarlas junto a retratos modernos. Es increíble cómo han cambiado tanto, pero también conservan algo muy personal a través de los años.