La enfermedad canina del amor por sus dueños pareciera no tener síntomas físicos… excepto en este caso. Un inteligente cachorrito decidió inventarse una enfermedad para que su dueño no lo dejara solo.
Sullivan vive en Utah con sus dueños, Alex y Kennady. La semana pasada, Kennady decidió pasar su hora de almuerzo en casa con el perro. Cuando regresó a trabajar, Sullivan repentinamente empezó a toser y ella se quedó muy preocupada.
“Realmente me asustó mucho”, dijo Kennady. “Él estaba moviendo su cola y corriendo, solo quería jugar pero seguía haciendo este terrible ruido”.
Kennady llamó a su esposo para decirle lo que pasaba. Como no podía quedarse con Sullivan, Alex decidió regresar más temprano a casa del trabajo para hacerle compañía y asegurarse de que no empeorara.
Pero con esa dosis extra de atención, la tos de Sullivan cesó misteriosamente, así como llegó se fue. Esa tarde, Sullivan estaba como si nada. “Supusimos que tendría algo atorado en la garganta y finalmente lo echó”, dijo Kennady.
A la mañana siguiente, cuando la pareja se preparaba para irse a trabajar, el perro empezó a toser de nuevo. Preocupado una vez más, Alex decidió quedarse en casa ese día también. Y seguramente era lo que quería Sullivan.
Más tarde, Alex llevó a Sullivan al veterinario con la esperanza de averiguar qué enfermedad padecía. Luego de algunas pruebas, se concluyó que el perro estaba completamente saludable. La tos era falsa.
“Mi esposo se quedó en casa porque el perro estaba tosiendo. Lo llevó al veterinario y pagó 85 dólares par que nos dijera que era una tos falsa”.
Para estar seguros, la pareja consultaron más veterinarios. “Casi todos dijeron que se estaba haciendo el enfermo en las mañanas o cuando lo dejábamos porque sabe que si actúa diferente o se hace el enfermo le prestamos más atención y nos quedamos con él”, dijo Kennady.
Resulta que ese tipo de actitudes en las mascotas no es algo nuevo. El Dr. Jill Sackman, jefe del Servicio de Medicina del Comportamiento en BluePearl Veterinary Partners, dijo que esto corresponde al fenómeno llamado condicionamiento operante:
“Los perros ciertamente pueden aprender que ciertos comportamientos causan cosas buenas, como toser o estornudar resultan en más atención de sus dueños”, dijo. “No diría que lo finge, sino que… más bien que son tan inteligentes que se dan cuenta de que cierto comportamiento es premiado”.
Afortunadamente, Sullivan dejó de toser. Kennady sospecha que el perro se dio cuenta de que toser era un arma de dos filos, la atención extra era agradable pero ir al veterinario no tanto.
“No estoy sorprendida de que dejara de hacerlo”, dijo. “Es un perro increíblemente inteligente desde muy pequeño. Aprende todo muy rápido. Realmente es un gran perro”.