¿Quién es un buen alcalde? El que jamás dice una mentira, hace apariciones públicas que motivan a todos y, por si no bastara… su pelaje siempre está limpio y suave.
Así es el perro golden retriever llamado Max II, que desde el 2014 es el alcalde oficial del pueblo Idyllwild, en California del Sur, Estados Unidos, y que ocupará este importante puesto hasta el final de sus días. Al fin que es un político al que todos apoyan y, además, pueden acariciar.
Este lomito dorado tenía solo 11 meses de edad cuando obtuvo la alcaldía de ese lugar. Sus principales labores son pasear por el pueblo en su camioneta oficial con chofer humano y llevar felicidad a cada residente de su pueblo natal. Visita hospitales, escuelas, departamentos de policía y es invitado especial en toda clase de festivales.
Las personas le obsequian comida y dulces, los niños juegan con él y todos se quieren tomar fotos con el alcalde más perrón de Estados Unidos. Es un trabajo difícil, pero alguien lo tiene que hacer y Max II da su mejor esfuerzo para dejarse querer por sus votantes, incluso tiene delegados caninos, otros dos golden retriever llamados Mitzi y Mikey.
Max II tiene la vocación política en las venas, pues su padre Max Mueller I también había sido el alcalde de ese pueblo en norteamérica. La idea de un perro representante fue de la institución no lucrativa Idyllwild Animal Rescue Friends, que organizó en el 2012 una elección patrocinada.
Todas las mascotas podían ser inscritas como candidatos y cada residente podía votar donando un dólar. En ese tiempo, Max I competía contra otros 13 perros y dos gatos, pero su dueña Phyllis Mueller estaba decidida a ver a su perro convertido en alcalde e hizo un cheque por 20,000 dólares para la campaña.
“Conoce a Max, el político más amigable de los alrededores”.
¿Fue una elección comprada? Sí… ¿Alguien no estuvo de acuerdo? No. Por desgracia, cuando Max I llegó a la alcaldía ya era viejo; estuvo dos años en su puesto y luego falleció. Pero ya para ese entonces su cachorro había crecido suficiente y reemplazó a su padre. ¿Hubo nepotismo en ese proceso? Sí… ¿Alguien se quejó? No. Este adorable can tiene el apoyo de todos en su pueblo.
Max II ha hecho un estupendo trabajo como representante oficial de Idyllwild y por eso los residentes decidieron dejarlo en su puesto de por vida.
Fiel, protector, siempre agradable y con gran pasión para perseguir ardillas, tiene todo lo que queremos de un buen político, entre otras grandes habilidades…