El mundo quedó conmocionado con la tragedia del sumergible Tintan de OceanGate, pero quienes más lo sufrieron fueron los duelos y las personas que “estuvieron a punto de apuntarse” para el mortífero viaje, en especial un padre y un hijo que decidieron no ocupar sus lugares por preocupaciones de seguridad que resultaron proféticas.
Jay Bloom, un inversionista de 55 años, y su hijo Sean, de 20, estuvieron tentados a ir al viaje del Titan a la tumba del Titanic, pero al último, la actitud temeraria de Stockton Rush y varias preocupaciones de seguridad del viaje que el CEO de OceanGate no logró disipar convencieron a los Bloom de no unirse a la expedición mortal.
Surreal: “Esos padre e hijo pudimos haber sido nosotros”
Por desgracia, cinco hombres perdieron la vida debido a una supuesta falla durante el viaje de turismo hacia la tumba acuática del Titanic: el piloto y director ejecutivo de OceanGate Stockton Rush, de 61 años; el hombre de negocios británico Hamish Harding, de 58 años, y el pakistaní británico Shahzada Dawood, de 48 años, junto con su hijo Suleman de 19 años. El fallecimiento de los Dawood, en particular, impactó fuertemente a Jay y a Sean debido a que ellos ocuparon el lugar que los Bloom dejaron vacantes.
Me vi reflejado en la tragedia cuando en todos los encabezados aparecía la tragedia en que se convirtió la expedición a la que habíamos decidido no unirnos. Es muy perturbador el hecho de que otro padre y su hijo tomaran los lugares que nos habían ofrecido en ese viaje condenado.
Rush los presionó para ir durante un año, pero eso los convenció de no hacerlo
Los Bloom estuvieron a punto de unirse a la expedición mortal. Jay estaba intrigado por las posibilidades del viaje y su hijo Sean se encontraba fascinado por la historia del naufragio. Así, durante espacio de un año, Stockton Rush estuvo presionando a Jay Bloom para que comprara un par de plazas en su sumergible, pero, finalmente, algo inclinó la balanza en contra de unirse al fatídico viaje.
Cuando el bombardeo a Jay con mensajes de texto y múltiples comunicaciones a distancia no le funcionó, incluyendo descuentos de hasta 100 mil dólares en cada boleto, ofrecido a mediados de mayo, Sotckton Rush decidió tomar el siguiente paso en su agresiva campaña de ventas y se lanzó a visitar en persona al inversionista, pero ahí encendió todas las alertas rojas de Jay al llegar a la la Capital del Entretenimiento Mundial en un avión experimental de dos plazas que él mismo había diseñado, algo que puso al magnate a pensar seriamente sobre la afición al peligro de Rush.
En ese momento me di cuenta de que la forma en que Rush abordaba el peligro era totalmente distinta a la mía. Yo tengo mi licencia de piloto de helicóptero, pero nunca me animaría a subirme a un avión experimental, mucho menos a viajar en él para asistir a un viaje de negocios. Él estaba convencido de que todo siempre le saldría bien y de que no había peligro. Bebía su propio Kool-Aid y no lo podías convencer de lo contrario.
– Jay Bloom
Durante su reunión con Stockton Rush, el CEO de OceanGate menospreció varias de las interrogantes que los Bloom le presentaron sobre el sumergible y el viaje y, por lo tanto, no logró dejarles la mente tranquila respecto a varias de las preocupaciones del padre e hijo. Por ello Jay le informó que no podrían asistir a la expedición por conflictos con su agenda, pero en realidad era que no habían quedado convencidos. Esa decisión terminó salvándoles la vida, pero, aun así, Jay dice que no ha logrado superar el impacto de la muerte de los Dawood, que tomaron su lugar en la tumba acuosa del Titan.