Estamos acostumbrados a que muchas de las cosas que compramos son de un solo uso o tienen una utilidad muy corta, pero no siempre fue así, y antes podías estar seguro de que la garantía de por vida era auténtica. Todos estos aparatos han sobrevivido a la prueba del tiempo, se conservan en buen estado e, incluso, han sido heredados para que otras generaciones puedan usarlos como si estuvieran recién salidos del empaque. La vieja escuela tenía cosas que de verdad duraban.