La casa de los Stonehouse en Michigan, Estados Unidos, se convirtió en un caos. Un repartidor de Grubhub dejó una entrega en la puerta, pero no fue el único, sino que los repartidores comenzaron a llegar uno tras otro sin ninguna explicación, dejando grandes cantidades de comida. Al seguir las pistas, solo había un culpable: Mason, de seis años, quien al jugar con el celular de su padre, se gastó más de mil dólares en comida a domicilio.
El 28 de enero de 2023, Keith cuidaba a sus hijos en casa, mientras que su esposa Kristyn salía al cine con unos amigos. Eran alrededor de las 9:00 p.m. cuando un repartidor llegó a la casa de la familia en Macomb, condado de Chesterfield, cerca de Detroit. El padre de familia pensó que era una entrega para su esposa, quien tiene una pastelería, pero esto solo fue el comienzo.
Pronto comenzaron a llegar más repartidores y las órdenes de comida iban en aumento. Sándwiches, papas fritas, ensaladas, camarones, arroz, shawarmas, helado, todo se estaba acumulando en el comedor de la familia. Según lo que declaró en una entrevista para WDTV 4, Keith les preguntó a los repartidores por qué le traían tanta comida, a lo que simplemente le respondieron que él la había ordenado. En ese momento se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo.
El timbre volvió a sonar y siguió pasando. Coche tras coche. Los autos entraban en el camino de entrada mientras otros salían. Finalmente le pregunté a uno de ellos qué estaban entregando. Dijo que pedimos shawarmas de pollo. Tomé la comida y luego me golpeó. Miré mi teléfono con mensajes repetidos de que mi comida se estaba preparando, mi comida estaba siendo entregada. Miré mi cuenta bancaria y se estaba agotando.
—Keith Stonehouse para ‘M Live‘
Horas antes, su hijo Mason estuvo jugando con su celular antes de irse a dormir. El sospechoso ya estaba dormido, pero Keith aún no sabía qué más faltaba por llegar. Al revisar su celular, se dio cuenta de la impresionante cantidad de pedidos que se habían hecho. Incluso Chase Bank le envió una alerta de fraude rechazando un pedido de pizza de 439 dólares en Happy’s Pizza. Lo que sí se cobró fue una orden de 183 dólares en camarones jumbo.
El desesperado padre intentó cancelar los pedidos e incluso habló a los restaurantes, pero solo le dijeron que tenía que comunicarse con Grubhub y que no podían cancelar las órdenes. La familia tenía comida de sobra, parte de ella fue almacenada en los refrigeradores de la pastelería y otra fue regalada a los vecinos. Sin embargo, ahora el pequeño dormilón tenía que afrontar las consecuencias.
Keith fue a hablar con su hijo, quien solo tiene seis años, por lo que no comprendía las consecuencias de sus acciones. Mientras el padre estaba hablando con Mason, no supo cómo sentirse, pues en medio del regañó el niño levantó la mano para interrumpirlo y preguntarle “Papá, ¿ya llegaron las pizzas de pepperoni?”. Según Keith, tuvo que salir de la habitación.
Mason había gastado más de mil dólares en comida. A pesar de que no sabía con exactitud lo que había hecho, de alguna manera tenía que aprender y hacerse responsable por sus acciones, por lo que sus padres tomaron su alcancía y comenzaron a sacar moneda por moneda.
El niño perdió sus privilegios con el teléfono por un buen tiempo, pero esto no solo sirvió de lección para el pequeño, también para los padres, quienes, seguramente, tendrán más cuidado en confiar su teléfono con las aplicaciones en donde están vinculadas sus tarjetas bancarias. Keith ya cambió sus contraseñas, como primera precaución.
De acuerdo a información de CNN, GrubHub contactó a la familia al enterarse de los “gastos inesperados” que tuvieron luego del incidente con su hijo y les ofrecieron mil dólares en tarjetas de regalo para utilizarlas en la aplicación. Al menos, por la comida no tendrán que preocuparse en un buen rato.