Mi pobre angelito (1990) es una de esas películas navideñas que no pueden faltar en la temporada decembrina y nos muestra cómo la astucia de un niño puede vencer la torpeza de los ladrones.
Así como Kevin preparó trampas mortales en su casa para defenderse de los Bandidos Mojados, así un niño en Carolina del Norte evitó que un ladrón se saliera con la suya y robara su hogar. Pero a diferencia del chico McCallister, el más pequeño de la familia Smith se enfrentó al ratero con un machete.
Braydon Smith, de 11 años de edad, estaba solo en casa un viernes por la noche. De pronto un sujeto entró a la fuerza a su hogar y se encontró cara a cara con él. El ladrón encontró una arma de aire comprimido que estaba cerca y con ella lo amenazó para que se encerrara en un armario.
Luego, el criminal se fue a la cocina para desconectar el teléfono e impedir que el niño pudiera llamar a la policía; lo que no sabía fue que la pistola no estaba cargada…
Mientras el ratero estaba distraído con el teléfono, Braydon tomó un machete de la pared y con él le hizo frente. Con fuerza y rapidez, el niño logró golpearlo en la espalda pero sin hacerle ningún corte.
“No debiste hacer lo que has hecho, mejor te consigues un trabajo en lugar de meterte a la casa de otras personas”, le dijo Braydon al ladrón, mientras lo amenazaba con el machete. Palabras más épicas jamás fueron pronunciadas.
La policía llegó a la casa de los Smith y aprehendió al ladrón, un tipo de 19 años llamado Jataveon Dashawn Hall. Él enfrentará cargos por entrar a propiedad privada, secuestro en segundo grado, interferir servicios de comunicación de emergencia y asalto a un menor de 12 años.
Braydon había sido entrenado por su papá, después de que su casa había sido robada anteriormente. El machete lo usaba solamente para cortar ramas de árboles y nunca creyó que tendría que emplearlo para defender su hogar. El padre del niño dijo que siempre debemos preparar a los hijos para cualquier situación, desde catástrofes hasta afrontar criminales.
Este niño se convirtió en la versión ruda de Kevin McCallister. A sus frases épicas solo le faltó añadir el clásico:
Feliz Navidad, inmundo animal.