Una mujer estadounidense preocupada por la seguridad de su hija decidió emprender un experimento social para comprobar que la escuela resguarda de manera correcta a los estudiantes. Para esto, tomó la alocada decisión de suplantar a su niña de 13 años por un día y así protagonizar la secuela adelantada de Un viernes de locos.
Casey García, de 30 años, es la madre del año que se arriesgó a invadir propiedad privada con tal de evaluar la seguridad del instituto San Elizario en Texas. La idea nació de la preocupación de la mujer por los múltiples tiroteos escolares que tienen lugar en Estados Unidos y que, comúnmente, son efectuados por los mismos alumnos.
Transformación y hallazgos
Para imitar a su hija, Casey tomó prestada su ropa y mochila. Además, el cubrebocas fue un elemento esencial para esconder su verdadero rostro. Fue así que ingresó a la escuela sin mayor problema y se presentó a todas las clases, incluso saludó al director e hizo un examen, todo sin ser descubierta.
Mientras más avanzaba la jornada estudiantil, Casey se dio cuenta, con gran amargura, de que los docentes estaban más preocupados porque ella estuviera usando su celular en clase en vez de percatarse de que no era la misma niña que veían a diario.
Consecuencias y conclusión del experimento
La preocupada madre documentó todo a su paso para compartir sus hallazgos con toda la comunidad de padres de familia. Sin embargo, esto fue prueba suficiente para que Casey fuera arrestada por traspaso criminal y manipulación de registros gubernamentales, por lo que fue encarcelada por un día y tuvo que pagar una fianza.
A pesar de las consecuencias, la valerosa mujer demostró su punto y aprovechó para lanzar la siguiente pregunta a quienes estuvieran escuchando: ¿Están nuestros hijos seguros en la escuela?
Reacciones al experimento
‘El hecho de que los maestros no se dieran cuenta me asusta’; ‘Todos los maestros deberían conocer a cada uno de sus alumnos. Esta mujer pasó un día entero sin ser descubierta’.