Chloe Jennings White es una mujer de 67 años, científica investigadora en el área de la química, tiene títulos por la Universidad de Cambridge y Stanford, le gusta esquiar y está felizmente casada. Sin embargo, su gran deseo es estar permanentemente paralizada de la cintura para abajo y no solo eso, sino que la mujer ha admitido que está dispuesta a tomar medidas drásticas para lograrlo.
Residente de Salt Lake City, Utah, en Estados Unidos, Chloe convive en su vida diaria con el Trastorno de Identidad de la Integridad Corporal (BIID, por sus siglas en inglés). Se trata de una condición rara y poco estudiada, en la que las personas presentan un deseo intenso por amputar sus extremidades o lastimar su médula espinal para quedar paralizadas.
Cuando tenía cuatro años, Chloe decidió que la naturaleza se había equivocado en asignarle unas piernas útiles. Ella sentía celos de los niños que estaban condicionados a una silla de ruedas e incluso mostró envidia cuando una de sus tías comenzó a usar aparatos ortopédicos luego de un accidente en bicicleta.
Su deseo por quedar paralizada de las piernas la llevó a intentar tener su propio accidente en bici, pero solo consiguió raspaduras y moretones. Pero eso no es todo, pues al ser practicante de esquí, le gusta ir por lugares peligrosos para, tal vez, inconscientemente, estar cerca del anhelado accidente que le corte la movilidad en las piernas.
Durante años vivió su vida de una forma “normal”, utilizaba sus piernas para caminar y desplazarse, aunque llegó a vendárselas para reducir la movilidad. Ahora vive abiertamente con su condición, usa una silla para ir a todos lados, aunque esto le ha causado intolerancia por parte de otras personas, quienes la han insultado y amenazado.
Esquío extremadamente rápido y apunto a las carreras más peligrosas. Hacer cualquier actividad que me brinde la posibilidad de quedar parapléjica me da una sensación de alivio de la ansiedad causada por el BIID.
—Chloe Jennings White
Ella ha fantaseado con tener un accidente automovilístico y ha vivido uno grave en carne propia. En 2009, Chloe tuvo un incidente a 46 km/h. Aunque no tuvo afectaciones en sus piernas, el impacto le generó amnesia y no puede recordar nada de lo ocurrido 15 minutos antes del impacto. A pesar de que los informes indican que no fue un acto deliberado, sus médicos se preocuparon de que fuera algo impulsado por el subconsciente.
Chloe ha acudido con un cirujano dispuesto a cortarle el nervio ciático para paralizarla, pero la operación se elevaba a los 25 mil dólares. En su hogar, su esposa Danielle Saint-Marie, al principio, solo dejaba que ella fingiera ser parapléjica y aunque ella deseaba que no estuviera en una silla de ruedas, “sabía que era lo único que ayudaba, así que siguió el juego”.
Nunca podré pagarlo, pero sé que no me arrepentiré si alguna vez puedo y no sé por qué molesta a la gente. Es lo mismo que si a un hombre transexual le cortan el pene. Nunca volverá, pero saben que es lo que quieren.
—Chloe Jennings White
Estudios sobre el BIID
Un estudio realizado en 2012 por investigadores y académicos de la Universidad de Ámsterdam, Países Bajos, encuestó a 54 personas con BIID. Los resultados arrojaron dos variantes en las que se presenta el trastorno: una en donde la persona busca una amputación de las extremidades y otra en donde los individuos solo buscan estar paralizados.
El 55 por ciento de los participantes dijeron que preferían la amputación de las extremidades, mientras que el 44 por ciento deseaba ser discapacitado por otro medio que no fuera la amputación. Solo 23 de los encuestados dijeron que desearían tener algún tipo de parálisis. Además, se encontró que en la gran mayoría de los casos de BIID, este comenzó en la primera infancia.
De la misma manera, se presentaron tasas altas en prevalencia de la orientación homosexual (26.7 por ciento) y bisexual (16.7 por ciento), pero el resto se identificaron como heterosexuales. Según el estudio, se podría especular que una orientación sexual menos frecuente hace que la persona sea más abierta a hablar sobre su identidad BIID.
Entre las razones para quedar discapacitados, algunos pacientes expresaron que deseaban hacerlo por “sentirse sexualmente excitados”, otros por la “atención que atrae”, mientras que solo uno dijo sentirse atraído por “el proceso de modificación”.
La excitación sexual relacionada con el BIID estuvo presente en la mitad de los sujetos, quienes dijeron excitarse al ver a alguien discapacitado parecido a sus BIID o al imaginarse a sí mismos discapacitados. Sin embargo, en ninguno de los casos, esta fue la principal motivación, por lo que se puede decir que la motivación sexual es un factor secundario.
Para las personas afectadas, los deseos BIID son esenciales para la vida y no el resultado de una morbilidad somática o psiquiátrica importante. Se necesita más investigación para revelar la etiología de esta condición.
—Conclusión del estudio
Las discusiones sobre el BIID han continuado con el paso de los años, con una intervención notable de la ética médica sobre las amputaciones de extremidades saludables, quedando de medio la autonomía sobre el cuerpo, pues si se trata de una alteración neuropsicológica, las amputaciones estarían contraindicadas.
Si el BIID fuera una alteración neuropsicológica, que incluye la falta de percepción de la enfermedad y una falta específica de autonomía, entonces las amputaciones estarían contraindicadas y deberían evaluarse como lesiones corporales de pacientes con trastornos mentales.
—Sabine Muller, Instituto de Historia, Teoría y Ética de la Medicina, Universidad RWTH Aachen