Es innegable que verse bien, aunque es algo que se juzga según el cristal con que se mire, es una necesidad porque vivimos en sociedad con otras personas y, lo queramos o no, sus opiniones importan, así que las cirugías estéticas son indispensables para una sana sociedad… pero todo debe hacerse con moderación.
Sin embargo, parece que el memo sobre “hacer todo con medida” no le llegó a la búlgara Andrea Ivanova, de 25 años, quien se ha sometido a la alucinante cantidad de 32 procedimientos quirúrgicos para alterar su apariencia. Ahora se asemeja a una muñeca Bratz (aunque ella quiere parecerse a Barbie) y ha dicho que no piensa parar a pesar de que su médico le ha advertido que su vida corre peligro si continúa interviniéndose.
Una afición cara y peligrosa
Obviamente, las cirugías cuestan y los procedimientos que se ha practicado la joven han tenido un costo de alrededor de nueve mil dólares, lo que le ha permitido verse como “toda una muñeca”. La joven dijo que festejó su cumpleaños número 22 con un relleno de barbilla y un tratamiento para mantener sus labios.
Su peligroso hobby empezó allá por 2018, cuando empezó a aplicarse inyecciones de ácido hialurónico cada dos semanas, con un costo de 285 dólares por sesión. Sin embargo, sus cambios no se limitan a su rostro, pues ha dicho que también aumentó su copa de 75C a 75E, aprovechando el vuelo que traía con eso de las cirugías.
El cambio ha sido radical
Cuando uno ve a Andrea antes de haberse sometido a la miríada de operaciones estéticas, resulta difícil creer que sea la misma persona antes que después. Así de radicales son las mutaciones que su apariencia ha sufrido bajo el bisturí y tras los tratamientos “de belleza”.
El modo en el que la estampa de la mujer búlgara ha cambiado vino acompañado de un sinfín de nuevos seguidores en su cuenta de Instagram, así como de la atención del público y la prensa internacional, que se vio asombrada por la tremenda efigie que muestra en sus redes sociales, pero también por la testaruda resolución de siempre buscar más y más extremos cambios a su imagen.
Los peligros e inconvenientes
A pesar de que Andrea dice amar sus labios, la verdad es que se ha reportado que su impactante imagen no es gratuita en cuanto a los problemas que trae y la joven ha empezado a batallar con asuntos de su vida diaria, como comer, que se le dificulta por el volumen de sus labios.
Aunque la muchacha está sufriendo del menoscabo a sus rutinas cotidianas y está consciente de los peligros que seguir siendo intervenida acarrea, no se muestra arrepentida de nada y considera de poca importancia la advertencia médica sobre que sigue exagerando con todos esos rellenos y procedimientos.
Lee mis labios: quiero ese récord
Presumiendo de “sus logros” como “la mujer con los labios más grandes del mundo”, Andrea está obsesionada con la posibilidad de obtener nuevos galardones por su apariencia física y tiene la vista puesta en alturas mayores.
Actualmente no le importa qué es lo que tenga qué hacer para lograrlo y ya tiene planeado alcanzar el título de la barbilla más alargada en el mundo, asegurando que está dispuesta a lo que sea por ese nuevo récord. Finalmente, todo parece tratarse de atención y vanidad sin importar el precio. Esperemos que Andrea se detenga a pensar más en su salud que en los comentarios de sus redes sociales.