Fue la época de los caballeros, las armaduras, los bardos, las Cruzadas y el feudalismo; pero muchas de las cosas que creemos de la Edad Media son puro cuento.
El Medievo es el periodo europeo que va del año 476 (fin del Imperio Romano de Occidente) hasta el 1453 (caída del Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino, e inicio de la Edad Moderna). Se supone que fue una época oscura, de ignorancia, supersticiones y barbarie. Pero en realidad no fue como pensamos y estas son 10 creencias sobre la Edad Media que son falsas:
1. No se bañaban
Muchos piensan que entonces era muy difícil conseguir agua y jabón, así que la conclusión “lógica” era que las personas pasaban años sin darse un baño. Pero en realidad la gente más humilde sí trataba de mantenerse limpia, frotando sus cuerpos con telas húmedas.
También había baños públicos y para la realeza darse un baño era todo un agasajo. Carlomagno disfrutaba bañarse e invitaba a sus hijos, cortesanos e invitados a darse baños de lujo.
2. No había medicina
Lo que no existía realmente era la profesión de médico, pero sí hubo quienes ejercían esa función. Los barberos se dedicaban a ser dentistas, cirujanos y farmacéuticos. Los “medicamentos” eran hechos por monjes, quienes los fabricaban usando plantas medicinales; el helecho era de sus favoritos y lo usaban para curar resfriados, cálculos renales y hasta la alopecia.
3. Le educación era limitada
Se cree que los monjes y sacerdotes solo recibían educación relacionada con la religión, pero en realidad los obispos y diáconos del siglo XI también aprendían gramática, retórica, dialéctica, aritmética, astronomía, geometría y música. En el siglo XIII también incluyeron medicina, teología y derecho.
4. Las armaduras eran pesadas
A nadie le convendría enviar a la batalla a un monigote que no pudiera moverse bien. En realidad, las armaduras de los caballeros pesaban alrededor de 20 kilogramos, que es solo la mitad de lo que pesa el traje de un bombero actualmente.
5. No había tecnología
La tecnología puede ser considerada como todo lo que sirva para ayudarnos en nuestras tareas cotidianas, y en la Edad Media sí hubo grandes creaciones. En ese tiempo se inventó la herradura, el molino de viento, los botones, la imprenta, los lentes, el licor, los timones de los barcos, la carretilla y los relojes mecánicos. No fue una época tan primitiva.
6. Giordano Bruno, quemado por hereje
Se dice que este monje fue condenado a morir en la hoguera por decir que la Virgen María no era la madre de Cristo y que Jesús era un poderoso mago. Giordano en realidad planteó la hipótesis de que el universo es infinito y por su talento tuvo problemas con el aristócrata Giovanni Mocenigo.
Fue Mocenigo quien inventó todas las acusaciones contra Bruno, y como tenía mucha influencia logró que lo encarcelaran durante seis años y que en el 1600 fuera condenado a la hoguera por hereje.
7. Juana de Arco, quemada por bruja
Guió al ejército francés en la Guerra de los Cien Años, pero fue capturada y vendida por 10,000 monedas de oro a los ingleses. Ellos la acusaron de brujería solamente porque no se vestía como una dama, y la enviaron a morir en la hoguera.
8. Las especias cubrían el olor de la carne putrefacta
Se dice que en la Edad Media las especias se usaban para disfrazar el mal olor de la carne descompuesta, pero en realidad las especias eran ingredientes muy costosos. Una libra de nuez moscada podía valer lo mismo que una vaca, así que no iban a desperdiciarla poniéndosela a un pedazo de carne echada a perder.
9. La doncella de hierro
Se dice que era muy usada en el Medievo, pero este instrumento de tortura fue creado mucho antes de la Edad Media, en el año 205 a.C., y la primera persona en Europa ejecutada en ella fue un falsificador de monedas hasta el año 1515. No hay registros de que fuera usada durante la época medieval.
10. El cinturón de castidad
Este es otro instrumento falsamente atribuido a la Edad Media, pues en realidad fue popularizado hasta el siglo XIX en Inglaterra y tenía el objetivo no de mantener la virginidad de una doncella, sino de evitar la infidelidad de la esposa cuyo marido se iba de viaje.