El caso de Nayib Bukele, presidente de El Salvador, es uno bastante controversial, pues el empresario y político ha tomado decisiones sumamente cuestionadas por los organismos internacionales de derechos humanos en nombre de la lucha contra las bandas de delincuencia organizada que se han convertido en un azote para la nación sudamericana.
El mandatario instauró un estado de excepción, que ya va por su doceava renovación, y en el ínter metió a cerca de 63 mil pandilleros, de los cuales dos mil ya fueron trasladados, a una nueva megaprisión, que fue creada justamente para albergar a estos “terroristas”. Sin embargo, muchos organismos internacionales han puesto el grito en el cielo respecto a las violaciones a los derechos humanos que la captura y control de esos presos están evidenciando en El Salvador.
La prisión más imponente de América
La nueva megaprisión de El Salvador, llamada Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) fue construida en una zona rural, ocupa 23 hectáreas, donde se erigieron ocho pabellones fortificados rodeados por un muro de concreto de 11 metros de altura y 2.1 kilómetros de extensión, recubierto de alambre electrificado. Esos pabellones de altísima seguridad, que evitan el uso de celulares y promete soportar cualquier asalto, albergará, según se planea, a 40 mil almas que serán custodiados por una fuerza de seguridad de élite.
La cárcel fue construida en tiempo récord, con el empeño constante de tres mil trabajadores a lo largo de siete meses bajo la supervisión de la empresa mexicana Contratista Legal de América Latina, CGAL. Además, a los presos les exigen 170 dólares al mes por: concepto de alimentación (35 dólares), ropa (30 dólares), costos de intendencia (20 dólares), artículos de higiene (15 dólares) y otros 70 pa’ lo que se presente.
Entran dos mil y faltan 38 mil más antes de que esté lleno a reventar
Pregúntale a la población si está contenta con lo que está sucediendo en nuestro país o si está molesta con lo que está ocurriendo en nuestro país. En esta guerra del bien y el mal, siempre gana el bien, pero para que gane el bien, los buenos deben de hacer algo. El 95 por ciento de la población aprueba nuestro trabajo de seguridad.
– Nayib Bukele, presidente de El Salvador
El presidente Nayib Bukele es una figura muy controvertida, pues desde que instauró el estado de excepción en su país, como respuesta a la masacre de 87 personas entre el 25 y el 27 de marzo de 2022, ha mantenido esa excepción y extinción de los derechos humanos para combatir con mayor libertad al crimen organizado. Aun así, cuando el CECOT esté lleno a reventar con sus 40 mil prisioneros, tendrán volando a otros casi 23 mil capturados y, además, habrá que sumarles los que se acumulen.
Bukele, ¿”El salvador” de El Salvador o un “tirano inhumano”?
La Amnistía internacional está “profundamente preocupada por la nueva cárcel y lo que significa”, con acusaciones por más de 100 muertos bajo custodia, arrestos arbitrarios y un montón más de problemas de derechos humanos que ha desatado el estado de excepción, la construcción y puesta en marcha del CECOT, que busca subsanar una reinante situación de sobrepoblación en las prisiones salvadoreñas.
Muchos lo tachan de un dictador sin empatía, mientras que otros aseguran que es la única esperanza de El Salvador. Probablemente, su verdadera naturaleza se encuentre en algún punto intermedio entres esas dos aseveraciones. Según algunos de sus detractores, desde que Nayib Bukele instauró el estado de emergencia el 27 de marzo de 2022, la situación se ha vuelto aún más crítica respecto al estado de los derechos humanos en el país, pero la población realmente ha apoyado las medidas tal vez debido al infierno al que algunos de los presos han sometido a la población durante los últimos 20 años.