Una solitaria madre ha decidido tejer una réplica de su hijo puberto para reemplazarlo. Marieke Voorluijs, una madre que dice extrañar abrazar a su hijo, decidió tejerse uno nuevo cuando el más pequeño entró a la pubertad y ya no quería cariños. Esta es la versión moderna del Pinocho de estambre:
La mujer pasó dos meses tejiéndose un tercer hijo cuando el más joven de los otros dos se rehusaba a abrazar a su mamá por ser “grande”. El nuevo heredero tiene incluso una gorra de beisbol, un reloj que le queda grande y audífonos de estambre en su cuello, y no se queja de los abrazos.
Marieke es diseñadora textil en Holanda, y dice que creó su “nene” gigante con la bendición de sus otros dos hijos, quienes incluso le ayudaron a tejer a su hermanito. Presumiblemente porque ninguno de los dos quería terminar dentro del muñeco.
Ella explicó:
“Era costumbre que nos acurrucáramos de vez en cuando, pero esos días ya no existen. Ahora prefiere irse con sus amigos, jugar con su teléfono y escuchar su iPod.
“Todo eso es acorde al plan de la naturaleza, soy una buena madre y acepto eso, estoy feliz de que sea un chico saludable”.
Marieke, quien teje otras cosas para su marca, “Club Geluk”, dice que creó este clon afelpado, para satisfacer sus necesidades de madre consentidora. Su hijo tejido está moldeado en base a sus otros dos hijos de carne y hueso.
Ella afirma que las reacciones de la gente a su heredero hecho de nudos, van desde la extrañeza hasta la admiración. Así que ella decidió tomar fotos en la vida real para ponerlo en contexto.
“¡Fue un proyecto familiar de arte muy divertido! Cuando estuvo terminado pensamos que sería una gran idea para mamás que aman mucho a sus hijos y que necesitan acurrucarse. ¡Así que ahora pueden tejer su propio hijo acurrucable!”
“Nos reímos mucho sobre la brecha que se cierra entre sus necesidades y las mías. Él necesita su propio espacio y yo tengo mis necesidades de amor maternal. Soy diseñadora textil y él siempre me ayuda con ideas muy creativas. Así que empezamos a fantasear sobre cómo pasar esta brecha de la pubertad. ¡Y le sugerí que hiciéramos una versión abrazable de él!”