¿Qué valdría arriesgar las tierras de una nación, sus recursos y hasta a sus habitantes en una guerra que puede durar años o décadas enteras? ¿El honor, la riqueza, el poder, una pastelería, un perro, pilas de excremento?
Aunque las últimas opciones suenan como un mal chiste, históricamente fueron razones tan válidas como absurdas para desencadenar un conflicto armado. Estas son las 10 guerras más extrañas de la humanidad, detonadas por razones ridículas o que terminaron de una forma muy bizarra. Bien dicen que en el amor y la guerra todo se vale.
1. Calígula contra el mar
El plan original del emperador romano Cayo Julio César Augusto Germánico, mejor conocido como Calígula, era invadir Gran Bretaña y marchó junto a su ejército por Italia y Francia hasta llegar a las costas frente a ese país. Sin embargo, el rey británico se enteró de esto y empezó a armar a su ejército sin saber que no sería necesario.
Cuando las tropas romanas ya estaban en la costa, Calígula se arrepintió de último momento. Subió a un estrado e hizo sonar el cuerno de combate. Sus soldados no sabían qué hacer porque no tenían a ningún enemigo enfrente y su emperador les ordenó que recogieran todas las conchas que pudieran de la orilla del mar.
Les ordenó que construyeran un faro como símbolo de victoria, les agradeció por sus servicios leales y luego regresaron a Roma. De vuelta en su imperio, Calígula proclamó que había conquistado el mar y que las conchas eran su botín de guerra. El emperador era un tipo sanguinario, así que nadie se atrevió a decirle que en realidad se había inventado una batalla por acobardarse contra los británicos.
2. La Guerra del Cerdo
No nos referimos en sentido peyorativo a una persona sucia, sino literalmente a un puerco que fue asesinado y desencadenó un conflicto en 1859 en las Islas San Juan. Este lugar dejó de ser controlado por España en 1818 y entonces comenzaron los roces entre los estadounidenses y británicos que lo habitaban.
Las tensiones aumentaron poco a poco y la gota que derramó el vaso fue cuando un americano le disparó y mató al cerdo que pertenecía a un irlandés. Aunque hubo un intento de arreglo monetario, los colonos británicos quisieron detener al asesino y fue entonces que los americanos pidieron apoyo militar.
El general William S. Harney llegó a las Islas con 63 soldados, pero los británicos también pidieron ayuda al ejército de Gran Bretaña, que fue representado por el contralmirante Robert L. Baynes. Este último decidió no combatir por una tontería como un cerdo y después de intervención diplomática de los países involucrados, esta guerra terminó sin ninguna baja. Bueno, solo la del puerco.
3. El partido que levantó las armas
No es que la tribuna enloqueciera por el resultado del juego entre Honduras y El Salvador, sino que había un conflicto territorial y de migración muy tenso entre estos países, y el cardíaco partido de fútbol que disputaron para calificar al Mundial de México 1970 fue el que detonó una guerra en 1969. Ni Honduras ni El Salvador habían estado nunca en un Mundial de Fútbol, así que sus selecciones nacionales dieron todo en la cancha.
Honduras ganó el primer juego con marcador 1 a 0, y entonces los salvadoreños acamparon afuera del hotel donde se hospedó el equipo hondureño e hicieron ruido toda la noche para que no pudieran dormir. Por el cansancio y el acoso, el siguiente partido quedó 3-0 a favor de El Salvador. El partido final se hizo en México y el gol decisivo lo anotó el delantero salvadoreño Mauricio “Pipo” Rodríguez en penales.
Mientras los países se enfrentaban en la cancha, había otros problemas entre ellos. Miles de salvadoreños habían estado emigrando a Honduras y adquiriendo terrenos para dedicarse a la agricultura. Por el exceso de migrantes se creó una reforma agraria que afectaba sus nuevas tierras e incluso comenzaron a deportarlos de vuelta a El Salvador. El gobierno salvadoreño estaba lidiando con el regreso de los migrantes y la presión de la élite que poseía las tierras para que tomaran acciones militares.
Los conflictos en la frontera de estos países vecinos se intensificaron y el partido de los equipos de fútbol fue el detonante. El 14 de julio, el ejército salvadoreño hizo una ofensiva aérea para invadir Honduras y este combate duró hasta el 18 de julio cuando la Organización de Estados Americanos intervino para crear acuerdos de paz. En esos cuatro días murieron 3000 personas, en su mayoría salvadoreños. Este suceso fue llamado la Guerra del Fútbol, aunque en realidad, el partido fue solo la chispa que la hizo estallar.
4. La Guerra de los Emús
Aunque no lo crean, en Australia, el ejército tuvo que tomar las armas para acabar con la excesiva población de estas grande aves no voladoras… y perdieron las primeras batallas. En el distrito Campion, los agricultores pidieron ayuda del gobierno para exterminar a los emús que se había vuelto una plaga que destruía los cultivos.
En 1932, el ejército armado con pistolas comenzó a cazar docenas de emús. Sin embargo, estas aves los superaban en número. Los soldados recolectaron los cuerpos para hacer sombreros, pero se dieron cuenta de que había muchísimos grupos pequeños de aves que seguían invadiendo Australia. Los humanos tuvieron que retirarse de las “líneas enemigas” para pensar en otra estrategia.
El segundo intento fue muy criticado porque esta vez se utilizaron ametralladoras y pareció algo muy cruel, pero fue un poco más efectivo. Finalmente se llegó a la solución de colocar vallas de exclusión de plagas para evitar la destrucción de los campos. No solo hubo una guerra con los emús, sino que realmente nunca se ganó.
5. Rebelión por no pasar un examen
¿Qué es lo que haces cuando repruebas más de una vez un examen? Debes saber que la opción de iniciar una guerra es válida históricamente, y el más claro ejemplo de esto fue la llamada Rebelión Taiping, liderada por el campesino con complejo de mesías, Hong Xiuquan, entre 1850 y 1864.
Este hombre tenía humildes orígenes pero aspiraba a una vida fuera del campo. Trató de pasar una y otra vez el examen imperial de China con el que podría ser parte de la administración del ejército, pero nunca tuvo éxito. Además de la frustración, Hong empezó a tener “visiones” sobre Dios y cuando se involucró con la religión cristiana, afirmó ser el hermano menor de Jesucristo.
Fundó la Sociedad de Adoradores de Dios, que con el tiempo se volvió un auténtico estado dentro de China, y Hong se proclamó como el “Tianwang”, o sea, el Rey Celestial. Con su ejército de seguidores fue conquistando provincias y, finalmente, se enfrentó contra las tropas de la dinastía Qing.
Esta rebelión fue una de las más sangrientas de la historia y en esos 14 años de conflicto murieron oficialmente 20 millones de personas, aunque se estima que pudieron haber sido 50 millones. Esto solo acabó cuando el mismo Hong se suicidó y su sucesor no pudo resistir al ejército Qing.
6. El Incidente en Petrich
La invasión de Bulgaria a Grecia en 1925 fue un conflicto que se desencadenó porque un centinela asesinó al perro de un capitán griego y también al oficial. Al parecer, la mascota se había soltado y cruzó la frontera de estas naciones en el paso Demir Kapia. Su dueño corría tras él y los militares búlgaros creyeron que tenían intenciones malvadas, así que los abatieron a tiros.
El gobierno de Bulgaria explicó que todo había sido un error, pero los griegos exigieron una disculpa pública y una indemnización de 20 millones de francos franceses (unos 17 millones de dólares) y enviaron a un grupo de soldados a Petrich para que se cumpliera su demanda.
Así comenzó un enfrentamiento que cobró la vida de 50 personas. La Liga de las Naciones intervino y acabó con esta llamada Guerra del perro callejero antes de que hubiera más víctimas y daños.
7. Una guerra olvidada
Parece que el alcalde del municipio de Huéscar no eran tan influyente en la España del siglo XIX porque nadie le hizo caso a la declaración de guerra que hizo contra Dinamarca en 1809 durante las guerras napoleónicas. Aunque se hizo un acta oficial de guerra, nadie en la ciudad tomó las armas y pronto fue olvidada.
Hasta 1981, un historiador local de Huéscar encontró la declaración de guerra y la dio a conocer. Irónicamente, este documento lo que provocó que fue el embajador de Dinamarca y el entonces alcalde de la ciudad se reunieran para una ceremonia de paz.
8. Nadie se mete con los bizcochos
La llamada Guerra de los Pasteles fue un conflicto entre Francia y México, que duró seis años a partir de 1839 y se originó porque en 1828, una turba destrozó la pastelería de un francés en la Ciudad de México. En esos años había un gran conflicto en el país y los extranjeros sufrieron muchas pérdidas en sus negocios y daños en sus propiedades.
En 1838, una embajada diplomática desembarcó en Veracruz y le exigió al gobierno mexicano una indemnización de casi 3000 dólares. Pero cuando se les negó la solicitud, los franceses bloquearon el puerto y atacaron. En los años que duró este combate, el general mexicano Antonio López de Santa Ana fue herido en una pierna y se la amputaron. Al final, los diplomáticos británicos ayudaron a lograr dos tratados de paz y México sí tuvo que pagar la indemnización que les pidieron los franceses.
9. La Guerra de las Teteras
Después de la revuelta holandesa que terminó en 1638, la zona norte de los Países Bajos hizo su propia república, mientras que las provincias del sur se mantuvieron bajo el gobierno del Sacro Imperio Romano Germánico. Este último quería abrir puertos en la zona sur, pero los Países Bajos no lo permitían y ofrecían resistencia.
A pesar de que tenía las de perder, el emperador José III envió tres barcos, incluido el mercante “Le Louis”, para avanzar contra la República de los Siete Países Bajos. La reacción fue enviar al barco “Dolfijn”, que en realidad no estaba tan bien equipado para un combate naval, pero aun así, le hizo frente a las naves imperiales el 8 de octubre de 1784.
El “Dolfijn” hizo un solo disparo que dio en una tetera que estaba en el “Le Louis”, pero solo eso bastó para que los barcos imperiales se rindieran y retrocedieran. Esta rara victoria dio el nombre de Guerra de las Teteras a este evento.
¿Bueno y qué pasó después? El Sacro Imperio envió más barcos a territorio holandés y sí hubo otros enfrentamientos hasta que se firmó la paz con el Tratado de Fontainebleau bajo la supervisión de Francia. Con los años se fueron logrando nuevos tratados entre la actual Bélgica y los Países Bajos.
10. Peleando por excremento
Aunque a todos nos arruina el día encontrar nuestro auto cubierto de “regalitos” que le dejan las aves, a finales del siglo XIX hubo una guerra entre Chile y Bolivia para controlar grandes pilas de excremento de pájaro en el desierto de Atacama.
Ese lugar tiene poblaciones muy numerosas de toda clase de aves y, por supuesto, estaba cubierta de sus desechos. Pero el excremento tenía un gran valor porque además de ser un fertilizante, se utilizaba para fabricar pólvora. Entre los años de 1873 y 1878, los países de Chile, Bolivia y Perú se enfrentaron para conquistar el Atacama y poseer este asqueroso recurso.