Las más grandes decepciones que uno podría llevarse en esta vida son nada cuando las comparas con la tragedia de quedarte con el antojo de un postre. Pero en esta triste historia también hubo lugar para el heroísmo y la amistad. Así le ocurrió a Daniel M. Douriet cuando descubrió, con horror, que el paquete de Choco Roles Marinela que había comprado solo contenía uno de estos deliciosos pastelitos de chocolate rellenos con crema y mermelada… ¡La decepción, la traición, hermano!
Este joven estafado, quien vive en México, no se quedó con las ganas y reclamó directamente a la página de la compañía con la esperanza de que le solucionaran este problema. La empresa le contestó con amabilidad y le pidió que enviara fotografías que mostraran el código de barras del producto, fecha de caducidad, lote, y sus datos personales de contacto.
Daniel les proporcionó todo lo que le pidieron, pero después la compañía lo ignoró por completo. Fue el “visto” que más le ha dolido, y pasaron tres meses sin tener ninguna respuesta. Él ya estaba resignado a que nadie lo ayudaría, y justo entonces el apoyo llegó desde el norte del país.
Un Rodolfo Garza, de Monterrey, contestó el comentario que había hecho Daniel en la página de Marinela y le escribió que en un paquete que él había comprado venían tres Choco Roles… Pero el mensaje no era para burlarse del estafado, sino para ofrecerle el envío del pastelito extra.
Al principio Daniel creyó que se trataba de una broma y siguió el juego. Haciendo lo que la compañía debió haber hecho desde el principio, Rodolfo le pidió los datos de su domicilio y le prometió que le enviaría por paquetería su Choco Rol faltante.
El héroe sin capa le mostró a Douriet fotografías en las que se veía cómo estaba empaquetando el pastelito y cuando llevó el paquete a la empresa de envíos DHL.
Daniel recibió el paquete en cuestión de días, y al abrirlo encontró una nota muy conmovedora que decía: “Que nunca te hagan falta Choco Roles en tu vida, disfrútalo, amigo”. Disculpen, se nos metió un “eso es un varón de verdad” en el ojo.
Luego de haber sido estafado e ignorado por Marinela, Daniel no solo había recuperado el Choco Rol que le faltaba, sino que además forjó una nueva amistad a base de un pastelito.
Lo más sorprendente es que al final él decidió no comerse el Choco Rol, sino enmarcarlo como un símbolo de amistad a distancia y justicia a manos de un nuevo héroe chocolatoso. Daniel compartió su odisea en su cuenta oficial de Facebook, y por supuesto que semejante aventura se volvió viral en las redes.
En estos tiempos de crisis mundial donde las personas solamente se interesan por su bienestar propio, Daniel y Rodolfo reviven nuestra esperanza en la humanidad con un Choco Rol a la vez.