Dejar la casa de los padres es un paso importante para iniciar la vida independiente. Tener un espacio que puedas disfrutar a tu manera, administrar tus tiempos y decorarlo como tú quieras es una experiencia incomparable, pero no todos tienen la oportunidad de mudarse a la casa de sus sueños en su primer cambio.
En Japón, las oportunidades de vivienda en las grandes ciudades son pocas. La mayoría de los departamentos son pequeños y las ciudades tienden a encarecer sus precios, pero las personas están dispuestas a sacrificar comodidad por estar cerca de sus escuelas o trabajos.
Algunos han optado por departamentos miniaturas que no superan los 30 metros cuadrados y que tienen la cocina, la sala y el baño literalmente a un paso. Aunque parezca incómodo, terminan acostumbrándose y prefiriendo quedarse en su casa reducida a ir a otro lugar.
Asumi Fujiwara trabaja en la oficina de la Liga de Béisbol Profesional de Japón y a sus 29 años vive en un pequeño apartamento de poco menos de 30 metros cuadrados. En su hogar tiene el espacio para tener una encimera con una televisión, el mismo espacio puede transformarse en un escritorio o una mesa para comer. En el suelo tiene algunos recipientes donde almacena cosas y un doble piso en donde tiene espacio para dormir.
Aunque son espacios reducidos, no son necesariamente poco atractivos, pues están hechos para tener un impacto visual y aprovechar cada centímetro. Además, están pintados con un blanco inmaculado. Estas minicasas ofrecen el espacio justo para meter una lavadora, una nevera y hasta un sofá. Por otra parte, el tamaño no aminora el precio, pues son tan caros como un departamento común.
Se llegan a alquilar de 340 a 630 dólares al mes. El gran atractivo es que se encuentran en el centro de Tokio, Japón, en barrios como Harajuku, Nakamegura y Shibuya, que son bastantes cotizados, pues están al lado de cafeterías y restaurantes de lujo, un gran enganche para los jóvenes, quienes, según datos del gobierno nipón, los habitantes de estos sitios tienen en promedio 20 años y ganas entre 17 000 y 20 000 dólares al año.
Otras de las ventajas que ha vuelto populares a estos departamentos es que en muchos no se tiene que pagar un adelanto al casero, un pago inicial mínimo o un depósito no reembolsable, que en ocasiones llega a ser el equivalente a tres meses de alquiler. Por otro lado, las visitas no son un inconveniente, pues no es muy común entre los japoneses tenerlas, por lo que termina siendo un espacio ideal para aquellos que solo requieren llegar a dormir.
Yugo Kinoshita, una estudiante universitaria de 19 años que trabaja de medio tiempo en un restaurante, habló con The New York Times y dijo que ella termina su turno a una hora de la medianoche, come comida gratuita para los empleados y termina su día aseándose en un baño público. Cuando llega a casa “se desmaya en el momento que regresa”. Por otro lado, sus días están llenos de trabajo o estudios para obtener el título en nutrición.
La chica tuvo que hacer sacrificios para estar en un lugar con ubicación privilegiada, como dejar su colección de tenis y lavar en casa de su madre. La reducción de pertenencias fue necesaria, pues no tiene mucho espacio para cocinar, pero sus comidas son en su trabajo o en lugares cercanos y sus “trastes” se reducen a una pila de vasos de papel.
A pesar de todo, Yugo está segura de que “no viviría en ningún otro lugar”, pues los presupuestos ajustados lo impiden. Si bien para algunos, esto ha resultado estimulante, o más cordial, al menos de forma administrativa, pues ahora piensan dos veces antes de comprar algo que llevar a casa, no dejan de ser espacios pequeños, que resisten a las aglomeraciones en los centros de las ciudades.