Desde que el ser humano empezó a caminar por la tierra buscó agruparse, hacer tribus, comunidades, grupos; en fin, buscar la compañía de otros… pero desde esos tiempos, había individuos que preferían estar solos. Y un estudio reciente, realizado por los sicólogos Satoshi Kanazawa y Norman Li ha revelado que ese deseo de pasar más tiempo en soledad, tiene que ver con la capacidad intelectual.
Según este estudio, mientras que a la mayoría de las personas les hace felices tener amigos y compartir con ellos, a quienes tienen una mayor inteligencia, esto les hace la vida “miserable”.
Los sicólogos manifiestan que actualmente tenemos menos habilidades sociales que nuestros ancestros. Además, encontraron que las personas que viven en ciudades grandes experimentan “bajos niveles de satisfacción en sus vidas”, mientras que quienes viven en lugares pequeños y tienen una inteligencia “estándar” basan su felicidad en el compartir con los demás.
El grupo de estudio fue de personas de entre 18 y 28 años, y como algo sorprendente, también encontraron que quienes tienen un mayor nivel de inteligencia y además tratan de socializar con más personas, son infelices…
Una de las razones, es que el hecho de socializar “aparta” o les quita tiempo a las personas más inteligentes de lo que ellos realmente quieren realizar, y esto afecta su percepción de lo que los hace felices.
Además, las personas más inteligentes han podido alcanzar un nivel mayor de evolución, por lo que el instinto que provoca la necesidad de estar con otras personas no es tan fuerte.
Lo anterior se ha denominado “Teoría de la sabana”, la cual tiene que ver con nuestra herencia ancestral, pero en los más inteligentes esto ha quedado atrás, por lo que les es “más fácil” adaptarse a la vida moderna, donde hay mayor desapego de las personas.
Esta teoría se desprende de los tiempos en que los primeros humanos estaban en la sabana africana, donde el interactuar y moverse en grupo era vital.
Las personas más inteligentes aspiran a tener más tiempo para ellos, para realizar sus proyectos, para el análisis y crítica de las cosas que les importan, más que quedarse anclados a esa raíz primitiva de no separarse del grupo.
En lugar de ocasionar felicidad, y esto no quiere decir que sean insensibles o ermitaños, la presencia de los amigos muchas veces es considerada como una “interrupción indeseable”, que desvía su atención de cosas de mayor trascendencia. Sin embargo, la percepción que se tiene por la mayoría, es que una persona solitaria sufre demasiado, pero esto sucede solo cuando la soledad es forzada y no consciente como en este caso.
Esto no necesariamente implica que las personas más inteligentes sean antisociales o que odien a los demás, simplemente, las prioridades que tienen son diferentes.
También se puede pensar que realmente no les importa lo que pase con su familia y amigos, pero no es eso, sino que sus prioridades son diferentes a las del resto.