Honestamente, para muchos de nosotros, la materia de Historia en la escuela era bastante aburrida. O sea, sí, sí, qué bueno que conocemos nuestro pasado para no repetirlo en el futuro, pero qué les costaba incluir en las clases algunos hechos históricos bizarros e impresionantes.
Tal vez hubiéramos pasado con puro 10 todos los exámenes de Historia si nos hubieran preguntado por estos 10 extraños y fascinantes eventos históricos que de verdad superan a la fantasía y que parecen demasiado descabellados para ser verdad, pero lo son.
1. La inundación de miel negra
Imaginen un tanque de 15 metros de altura y 27 de diámetro lleno de 8.7 millones de litros de melaza, la miel de caña que es el residuo de la cristalización final del azúcar. Ahora imaginen que el tanque estalla y su contenido se vuelve un tsunami viscoso y negro que se derrama a una velocidad de 56 km/h. Eso fue lo que vivió la población de Boston un 15 de junio de 1919.
La compañía Purity Distilling, en Boston, era la empresa encargada de almacenar y procesar melaza para transformarla en etanol y otros componentes. Ese día, las temperaturas habían sido bajas y un cargamento de melaza tibia fue depositado en el tanque. Habían calentado la sustancia para que fuera más fácil verterla, pero según los expertos, la diferencia de temperatura que había entre la nueva miel y la que ya había en el tanque provocaron que estallara.
La inundación de melaza en Boston arrasó con autos, carruajes con caballos y negocios. El desastre provocó 21 muertes y lastimó a otras 150 personas. Todo en Boston quedo cubierto por la sustancia y después de la limpieza, el aroma a melaza se conservó durante décadas.
2. El gran incendio de whiskey
Hasta ahora nadie sabe qué inició el fuego en los almacenes de la destilería de whiskey Malone’s Malthouse en el área de Liberties en la ciudad de Dublín. El 18 de junio de 1875, el incendió comenzó alrededor de las 4:45 p.m. y las llamas explotaron más de 5000 barriles de whiskey. El líquido se derramó y provocó que este infierno se esparciera rápidamente.
El whiskey se derramó por las calles y las inundó en un perímetro de hasta 400 metros. Los corrales cercanos también fueron consumidos por el fuego y los bomberos tuvieron que combatir las llamas con arena y excremento de animales. Fue uno de los mayores incendios de Dublín.
Las pérdidas económicas de esta catástrofe ascendieron hasta 7.4 millones de dólares y el incidente cobró la vida de 13 personas. Pero no crean que fue debido al incendio en sí o que se asfixiaron por el humo, sino que mientras la zona era evacuada, esta gente recogía el whiskey derramado que corría por las calles y lo bebían en ollas o incluso en botas; murieron debido a una intoxicación alcohólica.
3. Limpiando con orina en Roma
Para nosotros es más que lógico usar detergentes para lavar la ropa y pasta de dientes para limpiar nuestra boca, pero los antiguos romanos no conocían estos productos. Lo que ellos usaban era orina humana y animal para dejar sus togas y sus dientes muy blancos.
Claro que no usaban este líquido en cuanto era desechado del cuerpo, sino que lo dejaban reposar hasta que se descomponía en amoníaco, una sustancia que todavía hoy usamos para la limpieza. Después de que la orina se transformaba, la usaban como enjuague bucal para tener una sonrisa brillante.
También mojaban sus togas en orina y después usaban sus pies para enjuagarlas. Posteriormente agregaron ceniza o tierra a la mezcla y así lograban que sus túnicas y vestimentas tuvieran un blanco impecable. Escritores romanos como Catulo dejaron registro de estas prácticas.
4. Preservativos para bajar la moral soviética
Durante la Guerra Fría en la década de los cincuenta, los ataques psicológicos jugaron un papel muy importante. Tanto la Unión Soviética como Estados Unidos utilizaban diferentes métodos para demostrarle al bando contrario que eran superiores y que les convenía rendirse antes de que estallara un conflicto armado a gran escala.
Uno de los planes que tenía Estados Unidos era dejar caer propaganda anticomunista a través de globos de aire. Pero no solo querían llenar con panfletos a la Unión Soviética, sino que consideraron manufacturar preservativos de talla grande que tuvieran la etiqueta de talla mediana y que supuestamente eran para los soldados americanos en las líneas enemigas.
Estos preservativos con etiqueta falsa harían creer a los soviéticos que los americanos tenían “mejor equipo” y que eran anatómicamente superiores. Este plan para bajar la moral del enemigo fue discutida, pero finalmente lo descartaron. Quizá era más importante gastar recursos en municiones y provisiones que en condones.
5. El ejército Pepsi
Siguiendo con el tema de la Guerra Fría, nadie hubiera pensado que las tensiones entre la Unión Soviética y Estados Unidos se relajarían debido al sabor de un refresco. La compañía Pepsi consiguió “desarmar” al ejército soviético de una manera totalmente inesperada.
En 1959, el presidente Dwight Eisenhower organizó una exposición de productos norteamericanos para mostrarle a los soviéticos las “ventajas” del capitalismo frente al sistema comunista, y el entonces vicepresidente Richard Nixon también estuvo presente en el evento.
Aunque la exposición solo hizo más notorias las diferencias, Nixon le ofreció al líder soviético Nikita Khrushchev una botella de refresco Pepsi y este último quedó tan encantado con su sabor que en la década de los setenta quiso hacer un trato con la compañía de bebidas para que su producto llegara a la Unión Soviética.
El problema era que en ese entonces, la moneda soviética no era aceptada en otras partes del mundo, así que la solución fue un intercambio de bebidas por una parte de la flota naval soviética. En 1989, Pepsi envió un embarque de refrescos con valor de tres mil millones de dólares y les “pagaron” con 17 submarinos, un destructor, un crucero y una fragata.
Este acuerdo le dio a Pepsi el sexto ejército más grande del mundo en esos años, y el trato fue tan increíble que hasta el presidente de Pepsi bromeó diciendo que ellos estaban desarmando a los soviéticos más rápido que las agencias de seguridad nacional de Estados Unidos.
6. Un capitán sin municiones pero con mucha cortesía
Peter Tordenskjold fue un noble y oficial del ejército de Dinamarca y Noruega que vivió en el siglo XVIII y su carrera militar estuvo llena de grandes aventuras. Ascendió rápidamente en los rangos militares por su gran valor y astucia. Pero antes que nada era un caballero y su encuentro con la flota inglesa lo dejó muy claro.
En 1714 consiguió ser el capitán del barco Løvendals Gallej y mientras navegaba por las aguas de Lindesnes, en Noruega, se encontró con el De Olbing Galley, un barco inglés dirigido por el capitán Bactmann. La batalla entre los navíos comenzó y se extendió durante 14 horas, con una pequeña pausa durante la noche. Aunque ambos barcos estaban muy dañados, ninguno de los capitanes quería rendirse. Lo malo fue que el barco de Tordenskjold se quedó sin municiones para seguir el combate.
En lugar de huir, el capitán envió un emisario al De Olbing Galley para agradecerle a Bactmann por el esfuerzo en batalla y pedirle municiones para que pudieran seguir con la pelea naval. Obviamente, su solicitud fue rechazada, pero este acto de caballerosidad hizo que ambos capitanes se despidieran con elegancia, brindaron juntos por su salud y cada uno tomó su camino.
7. Un discurso largo y mortal
En 1841, William Henry Harrison tenía 68 años cuando se volvió el noveno presidente de Estados Unidos. El 4 de marzo tuvo que dar su primer discurso de inauguración y, desgraciadamente, ese día el clima no estaba de su lado, pues hacía mucho viento y la temperatura era de cuatro grados centígrados.
Un día feo combinado con que el nuevo presidente no usaba un buen abrigo ni guantes y que su discurso de 8445 palabras fue el más largo de la historia dieron como resultado que Harrison se enfermara gravemente. Tan solo 31 días después de su inauguración presidencial, murió en su oficina el 4 de abril de 1841.
Tres semanas después de su largo discurso tuvo síntomas de fiebre entérica por la exposición al mal clima y tifoidea por beber agua contaminada. Los doctores no pudieron hacer nada por salvarlo y se volvió el mandatario con el gobierno más corto en la historia de Estados Unidos.
8. El mayor espionaje corporativo de la historia
Cuando pensamos en el estilo de vida de la gente en Gran Bretaña es imposible no incluir el té como su bebida favorita. Pero lo que no sabíamos era que su gran industria del té floreció debido a que el botánico escocés Robert Fortune robó los secretos de la infusión directamente de China.
En el siglo XIX, China controlaba todo el mercado del té en el mundo, y Reino Unido solo podía obtener este producto intercambiándolo por opio. Sin embargo, el emperador chino terminó con este acuerdo porque su país se estaba llenando de adictos. Así que los britanos tuvieron que cambiar de estrategia.
Un grupo de industriales de Gran Bretaña se establecieron en la India para fundar ahí la empresa de té East India Company y enviaron a Robert Fortune a China con la misión de robar los secretos de la popular bebida.
Fortune consiguió contrabandear semillas de té, las llevó a la India y mientras vivió, la industria del té controlada por Gran Bretaña en India se volvió la más grande de todo el mundo.
9. El primer intento de asesinar al presidente de EE. UU.
El séptimo presidente de Estados Unidos, Andrew Jackson, fue el primero en experimentar y sobrevivir a un intento de asesinato. A diferencia de William Harrison, a este presidente, el clima le favoreció, pues la humedad afectó las armas con las que quisieron matarlo.
En 1835, el presidente Jackson asistió al funeral de Warren R. Davis, un representante de Carolina del Norte. Al salir del lugar, lo estaba esperando Richard Lawrence, un pintor desempleado, quien se le acercó y sacó de entre sus ropas una pistola para asesinarlo.
El tiro del arma falló y Lawrence tuvo que sacar otra pistola para disparar, pero esta también se atascó debido a la gran humedad del clima. Al ver que habían tratado de matarlo, el presidente enfureció y atacó con su bastón al pintor. Una multitud llegó al lugar del atentado y tuvieron que detener al enojado Jackson para que no matara a su atacante a bastonazos.
10. Cobren por el César lo que vale el César
En el primer siglo antes de nuestra era, la región montañosa de Cilicia Tráquea, en Roma, estaba infestada de piratas y un grupo de ellos consiguió secuestrar al mismísimo Julio César. Pero esta captura se volvió una pesadilla para ellos.
El emperador nunca perdió su altivez y no se rebajó a portarse como una víctima. Solía regañar a sus captores cuando no lo dejaban dormir y con frecuencia los amenazaba diciendo que iba a crucificarlos.
Los piratas habían pedido un rescate de 20 talentos por el emperador, pero a él ese precio le pareció una ofensa y les exigió que pidieran 50 talentos por su libertad. Después de 38 días, los secuestradores recibieron el pago y Julio César volvió a su palacio. Envió una flota naval a la isla donde lo habían tenido cautivo, atraparon a los criminales y los crucificaron, tal como él había dicho que sucedería.