¿Qué harías si supieras que en tu ciudad, o en tu país entero, van a cerrar todos los locales de McDonald’s? Lo que este hombre de Islandia hizo fue comprar una última hamburguesa para guardarla como un recuerdo.
La última sucursal de esta cadena de comida cerró sus puertas el 30 de octubre del año 2009 en Islandia. Ese día un varón llamado Hjörtur Smárason tuvo la idea de comprar una hamburguesa con papas y decidió guardarla en una bolsa de plástico que terminó en su cochera.
Smárason había escuchado que las hamburguesas de McDonald’s, como los Twinkies, no se echaban a perder y, además de tener la última hamburguesa vendida en ese país nórdico, quería saber si ese mito era cierto.
Pasaron tres años y este hombre volvió a abrir la bolsa donde tenía guardada la hamburguesa con papas. Se sorprendió al ver que no le había pasado nada y la llevó al Museo Nacional de Islandia para contarles su historia y que la conservaran como una rara reliquia.
La hamburguesa estuvo un año en el museo y no faltaron los visitantes que agarraron y comieron algunas de sus papas fritas. Después, un especialista del lugar dijo que no tenían el equipo para conservarla más tiempo. Estaban a punto de tirarla a la basura, pero como ya se consideraba una pieza histórica que daba evidencia de que alguna vez hubo McDonald’s en Islandia, le buscaron un nuevo hogar.
Terminó siendo exhibida en el Hostal Bus en la capital de Islandia, Reykjavík, y se convirtió en una atracción turística. Incluso le colocaron una cámara de vigilancia conectada a internet para que en todo el mundo puedan ver que todavía sigue ahí y que sigue en buen estado.
Smárason dice que en realidad no se necesita de ningún equipo especial porque la hamburguesa parece conservarse por sí misma. Hoy es toda una valiosa pieza de historia moderna que desafía las leyes de la putrefacción, ¿qué le habrá puesto Ronald McDonald?