El recluso Richard Lee McNair fue encarcelado por primera vez en 1988 y desde entonces se ha convertido en un experto en fugas y persecuciones policíacas. Sus planes para huir de prisión fueron cada vez más complicados.
Este criminal de Oklahoma trató de robar una elevadora de granos y en el intento le disparó a dos hombres; uno de ellos sobrevivió, pero el otro había muerto. Fue arrestado y condenado a 30 años de prisión por asalto, y a dos cadenas perpetuas por homicidio e intento de homicidio.
Apenas lo habían atrapado y Richard se encontraba esposado a una silla en la estación de policía en Minot. Los tres detectives que lo custodiaban lo dejaron solo un momento, que él aprovechó para escapar. Con ayuda de un ungüento para labios lubricó sus muñecas y manos, y así logró quitarse las esposas.
Salió caminando de la estación de policía, y entonces se inició una persecución a pie. Por suerte lograron capturarlo y lo enviaron a la prisión estatal de Dakota del Norte, pero no duraría mucho tiempo en ese lugar.
En 1992 este recluso —que se considera a sí mismo como “muy inteligente”— se las arregló para escapar junto con otros dos prisioneros a través de un ducto de ventilación. Richard fue atrapado nuevamente hasta 1993.
Lo trasladaron a la penitenciaria de máxima seguridad Pollock, en Louisiana, y ahí estuvo trabajando como reparador de bolsas de correo postal. Él preparó una bolsa especial en la que podía esconderse sin despertar sospechas, y en el 2006 se “envió a sí mismo” fuera de la cárcel usando el servicio de paquetería.
Una vez afuera escapó a pie y, para su mala suerte, se encontró con una patrulla de policía y un oficial lo detuvo. Pero este delincuente con demasiada astucia logró convencerlo de que era un simple corredor que pasaba por el lugar.
Aunque el policía le dijo que se parecía mucho a un criminal que acababa de fugarse de prisión, Richard logró convencerlo de que no era él, y logró irse solo con la advertencia de que llevara su identificación cuando saliera a correr.
McNair fue detenido nuevamente en el 2007 a bordo de una camioneta robada. Lo arrestó la policía montada de Canadá en la provincia de Nuevo Brunswick, y lo enviaron a la prisión de supermáxima seguridad de Fremont, cerca de Florence, Colorado, con la esperanza de que esta vez se quede ahí para siempre.
Evadirse de una prisión suena como trama de serie o película de acción, y si ese es el caso, este astuto criminal de Estados Unidos ya terminó tres temporadas con un escape exitoso cada una.