Dos amigos cuyo pasatiempo es buscar tesoros con un detector de metales, encontraron un tesoro fantástico en Inglaterra. Encontraron joyería de oro de la edad de hierro en Stafford, en un campo donde previamente no habían encontrado nada hacía 20 años, y por lo cual habían cambiado ese hobbie por la pesca.
Mark Hambleton y Joe Kania encontraron las joyas: son tres collares y un brazalete, dos hechos de alambre de oro torcido, dos con formas de trompetas al final, y uno con un bello ornamento celta, son de gran importancia internacional.
Las piezas fueron hechas en lo que ahora es Alemania o Francia, posiblemente en el siglo III o IV antes de Cristo, según Julia Farley del Museo Británico, y son unos de los ejemplos más antiguos encontrados en Inglaterra, de oro fabricado en la edad de hierro, así como de ornamento celta.
Es posible que llegaran ahí mediante el comercio o en el cuello y los brazos de migrantes extremadamente ricos. Stephen Dean, el principal arqueólogo de concejo del condado de Stafforshire, quien lideró la excavación para recuperar toda la posible evidencia luego de reportado el hallazgo, describió el tesoro como:
“Un hallazgo que podría cambiar todo lo que sabemos sobre la bretaña del norte antes de la llegada de los romanos”.
Los collares fueron cuidadosamente enterrados, pero fueron golpeados por un azadón que usaron Mark Hambleton y Joe Kania para desenterrarlos. Hambleton nerviosamente guardó el oro bajo su cama durante la noche en lo que reportaban el hallazgo.
Ambos habían dejado la pesca como hobbie y regresaron al de usar detectores de metal, disuadidos por el padre de Roy, quien murió recientemente, aunque alcanzó a ver el tesoro descubierto.
Un año después de que empezaron a buscar tesoros, estaban a punto de empacar todo por no haber encontrado nada, en una tarde de diciembre, pero entonces Kania pensó tener algo: “Ambos miramos y nos quedamos sin palabras”, dijo Hambleton. Buscaron un poco más y encontraron otras tres piezas.
“Habiamos encontrado una rara moneda victoriana pero casi todo era basura, así que no podíamos creer que lo que hallamos, cubierto en lodo, fuera oro”, dijo.
Reportaron su descubrimiento a Teresa Gilmore, del museo de Birmigham. Cuando los arqueólogos bajaron al campo para dar seguimiento al descubrimiento, no se encontraron rastros de tumbas o asentamientos.
Era solo un campo común en Staffordshire, como el campo en que hace 8 años, se encontró un tesoro espectacular y uno de los más grandes: miles de piezas de oro anglosajón. Algunas estaban tan cerca de la supercicie, que el pasto creció atravesando el metal.
Stuart Heath, el dueño de la granja de 640 acres, quien le dio permiso a la pareja de amigos, y con quienes compartirán la recompensa, dijo: “Mark había buscado antes en estas tierras, y es increíble pensar que estas piezas de oro estaban ahí, esperando a ser descubiertas, desde mucho tiempo antes de que esto fuera una granja”.
Las joyas encontradas serán declaradas tesoro nacional y serán evaluadas por un comité de especialistas que estimarán su valor actual.