La italiana Emma Morano nació en 1899, por lo que es llamada “La Abuelita de Europa”, y junto a Susannah Mushatt Jones, son las únicas dos personas vivas que nacieron en el siglo XIX. Es decir, esta abuelita ha estado presente en el mundo durante los siglos XIX, XX y XXI… ¡algo increíble!
Envuelta en un chal, sentada en su sofá, ha recibido la felicitación del presidente de la República, Sergio Mattarella, y la bendición del Papa Francisco. En su mensaje, Francisco le deseó “buena salud, serenidad de espíritu y todo tipo de bien”.
Pero, ¿cuál es el secreto de esta longeva mujer? Según Emma, todo lo atribuye a su rutina culinaria, ya que desde hace 90 años dice que ha comido tres huevos al día, que en los últimos años se han reducido a dos, uno crudo y otro cocido, como le aconsejó el médico cuando tenía 20 años; etapa en la que sufría anemia.
Además de esto, manifiesta que se debe de adaptar al cuerpo a horarios regulares, así como mantener un espíritu positivo.
Además de la alimentación destacó el factor genético, y parece tener razón, pues su hermana ya cumplió 102 años.
Pero algo que ha llamado la atención es que la abuelita ha señalado que otro de los factores fundamentales para vivir tanto tiempo ha sido vivir sola.
En 1938, después de la muerte de un hijo de pocos meses, Emma, entonces de cuarenta años, decidió separarse de su marido, un gesto inusual en la época: “Mi marido me maltrataba y después de la enésima humillación decidí separarme”.
No le faltaron los pretendientes, pero eligió su autonomía e independencia sin querer volver a casarse. “No quise volver a estar bajo el mando de nadie”.
De hecho, a sus 116 años sigue viviendo sola, en un apartamento de dos habitaciones junto al lago Maggiore. No tiene ninguna ayuda especial, ni criada, a excepción de una sobrina que cada mañana la visita y le ayuda a prepararle la comida. Para el resto, se las arregla sola.
Emma fue honrada por el expresidente Giorgio Napolitano con el título de “Caballero” de la Orden del Mérito de la República de Italia.
Además obtuvo un reconocimiento por sus 47 años de trabajadora: comenzó a los 13 años a confeccionar bolsas y se jubiló en 1954, ¡hace 60 años!
El diploma de “Caballero” lo tiene enmarcado y bien puesto en la cocina, junto a una caja de medicinas que apenas utiliza.
Su médico la visita una vez al mes para hacer los controles rutinarios. Emma nunca se puso una vacuna contra la gripe; y a sus venerables 116 años, le gusta afirmar sobre su salud: “Estoy bien, como un Papa”.