Desde que Elon Musk adquirió Twitter, como si de un juego de Monopoly se tratara, el empresario de 51 años se ha convertido en el villano de su propio cuento, pues desde que llegó, reina el terror por los pasillos de la red del pequeño pajarillo capitalista.
Sin embargo, esta vez se pasó de la raya, pues no le bastó con hacer otro recorte de personal, sino que entre las filas de los despedidos iba la niña de los plumones de la empresa, Esther Crawford, la ejecutiva a cargo de Twitter Blue, también conocida como la empleada que se llevaba su bolsa para dormir por si se tenía que quedar en la oficina.
Si de ponerse la camiseta hablamos, Esther encabeza la lista de las pobres almas en desgracia que sucumben a la idea de que si sacrificas hasta tus horas de sueño por un jefe al que le vales tres kilos de chayote sin espina, algún día te recompensará como te lo mereces.
Pero Esther comprobó, de la manera más amarga, que no importa qué tanto te humilles, papá Elon no se impresionará a menos que seas Ari GamePlays bailando con orejitas de gato. Lo peor de todo es que la humillación fue de manera global, pues la trabajadora compartió, orgullosa, su propia foto durmiendo en el trabajo.
When your team is pushing round the clock to make deadlines sometimes you #SleepWhereYouWork https://t.co/UBGKYPilbD
— Esther Crawford ✨ (@esthercrawford) November 2, 2022
Con este nuevo recorte, el magnate sudafricano se queda con menos de dos mil empleados a su cargo, lo que significa una reducción de más del 70 por cierto de la plantilla con la que inició en octubre del año pasado.
Finalmente, Musk reveló que otorgará compensaciones en forma de acciones a quienes hayan sobrevivido a los juegos del hambre. Pero, para como van las cosas, el único empleado que saldrá victorioso será él mismo.