La humanidad alcanzó el punto máximo de su inteligencia en el siglo XX, pero casi por llegar al año 2000 comenzó la caída del coeficiente intelectual promedio. Así es, nos estamos volviendo más tontos.
Hace poco menos de 100 años, los psicólogos comenzaron a evaluar la inteligencia de las personas usando diferentes pruebas de razonamiento. Crearon una escala de puntos, que llamaron cociente o coeficiente intelectual (CI), y desde entonces se convirtió en la medida usual de la inteligencia.
En 1984, el investigador neozelandés James R. Flynn hizo un estudio extenso en más de doce países y descubrió que el CI promedio de las personas iba en aumento. Cada nueva generación era más inteligente que la anterior, y a esto se le llamó el efecto Flynn.
Pero como bien dicen, todo lo que sube tiene que bajar. A mediados de la década de los noventas, el CI promedio llegó a su máximo nivel y después comenzó a descender. Ya en el siglo XXI, el coeficiente intelectual de las personas sigue bajando. Ahora vivimos el reverso del efecto Flynn.
¿Qué nos está pasando? Es algo complicado. Ese efecto fue un hecho reconocido por los científicos, pero no había solo una explicación de su causa. Hubo hipótesis sobre la calidad de los alimentos, la influencia del medio ambiente, la genética y el desarrollo de la tecnología, entre otras.
Así como hay varias teorías sobre su parte positiva, también hay varias hipótesis que buscan explicar el efecto Flynn negativo. Diversos estudios sugieren que el calentamiento global está afectando la calidad de nuestros alimentos, lo cual alteraría nuestra dieta y nos priva de muchos nutrientes que necesitamos para un buen funcionamiento cerebral.
También se dice que el desarrollo tecnológico ha hecho que nuestros cerebros sean más holgazanes. Ya no tenemos que hacer grandes esfuerzos mentales, porque contamos con toda clase de computadoras y aparatos que nos facilitan prácticamente cualquier tarea. El cerebro es un músculo y no lo estamos ejercitando.
Claro que otra explicación podría ser que en realidad las pruebas de CI son anticuadas. La inteligencia humana tal vez ya se desarrolló tanto que las formas de evaluarla ahora son obsoletas, así que hay que inventar nuevas maneras de medirla.
Pero mientras tanto, los estudios científicos coinciden en una conclusión pesimista: nos estamos volviendo cada vez más estúpidos. Quisiéramos demostrarles que se equivocan, pero luego vemos cosas como los challenge, las nuevas modas ridículas o a los influencers, y de verdad que no tenemos mucho a favor.