Si eres un borracho sin remedio o un adicto a la cafeína, no es porque te fascine el sabor de la cerveza o el café. Tu gusto por las bebidas está determinado en tus genes.
Cuando tu papá o mamá te regañen porque llegaste ebrio a la casa o porque el frasco de café no les dura ni una semana, pueden decirles con toda seguridad que la culpa es de ellos. Un borracho nace, no se hace.
En la Universidad de Northwestern en Illinois, Estados Unidos, estaban haciendo una investigación sobre la dieta de 336,000 personas. Usando cuestionarios, los científicos obtuvieron información sobre los hábitos alimenticios de los participantes, especialmente de sus bebidas favoritas.
Los investigadores también hicieron un análisis de asociación de genes en los sujetos del estudio y descubrieron que las personas prefieren bebidas como café, té, jugo de uvas, cerveza, licor y vino tinto, en gran parte por la configuración de su código genético.
Según Marilyn Cornelis, profesora asistente de la Escuela de Medicina Feinberg de la universidad y coordinadora del estudio, la preferencia por algunas bebidas no es cuestión de gustos, sino de las propiedades psicoactivas de lo que tomamos y que estimulan mejor nuestro cerebro. Cornelis concluyó que:
A la gente le gusta la forma en que el café y el alcohol los hacen sentir. Por eso lo beben. No por el sabor.
El estudio también descubrió que las personas que tienen una variación del gen llamado FTO, son las que prefieren las bebidas dulces, pero que también tienen bajo riesgo de padecer obesidad. Aunque parezca extraño, hay gente que puede beber cosas con mucha azúcar y no suben de peso.
Al parecer no es que nos guste el sabor de una fría, espumosa y deliciosa cerveza; solo que nuestros genes nos dicen que es la mejor bebida para nuestro organismo, y pues a la naturaleza hay que hacerle caso ¿no lo creen?