La dirección de una institución educativa no solo requiere conocimientos de administración y vocación, también algo de ingenio, carisma y sentido común, características que parecen habérsele negado a la directora de un colegio científico tecnológico de Florida, Estados Unidos, quien estuvo a punto de desfalcar a su institución por una acción unilateral. Y la señora considera que no fue su culpa, claro está.
Jan McGee, directora de la escuela autónoma Burns SciTech por más de una década, creyó haber estado en contacto con su ídolo Elon Musk durante cuatro meses. Cuando este Musk, que era un impostor, le pidió 100 mil dólares de inversión inicial, para que luego él invirtiera varios millones en la escuela, McGee no dudó en vaciar la cuenta bancaria de la escuela para darle un cheque al tramposo. Afortunadamente, otro administrativo pudo invalidar el cheque que habría descapitalizado al colegio, pero la carrera de la directora llegó a su final y tuvo que renunciar.
La estafa
https://youtu.be/K4g0aXkaNAQ?t=27
La renuncia de la Dra. Jan McGee arrancó un fuerte aplauso de la nutrida audiencia que se había presentado para despedirla. La directiva había sido engatuzada por un impostor que personificó a Elon Musk y que la convenció de tomar 100 mil dólares de las arcas de la escuela a su cuidado para asegurar una inversión de parte del fundador de Tesla.
El desagrado de la comunidad de Burns SciTech hacia su exdirectora viene del hecho de que, a pesar de que sus colegas le repitieron que se trataba de una trampa, ella los ignoró y puso a disposición de un desconocido 100 mil dólares de los fondos de la institución. Por fortuna, el administrador de negocios de la escuela, Brent Appy, canceló el cheque que hizo McGee antes de que pudiera ser cobrado dado que él dudaba que la directora hubiera estado en comunicación profesional con el magnate.
Una excelente reputación arruinada: La Dra. “ni era tan buena”
Considerada una institución de élite en la comunidad floridense, con calificaciones óptimas, menos de 1000 alumnos entre niveles preescolar y hasta preparatoria y una larga lista de espera para ingresar en su aulas, Burns SciTech definitivamente hizo el oso cuando su directiva demostró ser un pichón al ser atrapada en las redes de un mero estafador, lo que la dejó como crédula e inepta frente al público.
A esa mala imagen que se ganó a pulso la administrativa hay que sumarle que el engaño ocurrió a pesar de que sus colegas le advirtieron de los peligros y lo sospechoso que era tratar con ese tal “Elon Musk”, pero ella los ignoró, lo que concuerda con las acusaciones que se hicieron el 28 de marzo de 2023 durante una reunión para discutir el juicio profesional sobre McGee, a quien muchos acusaron de tener mal temperamento, pobre juicio y fomentar un ambiente de trabajo tóxico.
Toda una fangirl de Musk
Por años, McGee se pondría a abogar sobre las virtudes de lograr que el dinero de Elon Musk se viera involucrado en la escuela, asumiendo que solo podrían venir cosas buenas de la influencia del magnate sobre los asuntos de su colegio. Por esto no extraña que en cuanto vio la oportunidad saltara sobre ella sin darse cuenta de que solo estaban jugando con su obsesión.
Los colegas que le advirtieron a la directiva sobre lo sospechoso de la situación y la dudosa identidad de su “amiguis Musk” en línea consideraron que las fallas de carácter en McGee, así como el ambiente laboral tóxico que había creado con sus actitudes hacían imposible trabajar bajo su dirección por más tiempo, lo que precipitó la caída de la presidenta del Club de fans de Elon Musk en Burns SciTech.
Ni cuenta se dio de lo que pasaba: “Me groomeó”, dice la directora
McGee, quien se describe a sí misma como una “dama lista y bien educada, que simplemente cayó por un engaño”, asegura que el impostor la “groomeó”, pero la gente en línea que sí entiende el término grooming, que implica manipular, sobre todo con presiones, coacción o trucos para que la víctima realice actos sexuales, se cotorreó a la inteligente directiva, que nunca supo ni qué la golpeó.
Aunque el grooming ocurre cuando hay mucha diferencia entre el poder del victimario sobre la víctima (usualmente un adulto que depreda a un niño), extraña que una mujer adulta, “experimentada y competente” se sintiera como una niña frente al estafador al grado de que sintió que la groomeaban, lo que nos hace preguntarnos si “El Elon Musk Falso” se llevó, aparte del cheque por 100 mil dólares, algunas fotos íntimas de la Dra. McGee, que al final habría sido lo único que el frustrado malandrín lograra sacar tras meses de esfuerzo.