Probar comida y alimentos de otros países y regiones exóticas por lo general es una experiencia agradable, pero cuando se trata de este fruto que tiene un aroma tan fuerte como asqueroso, comer algo foráneo se puede convertir en una verdadera emergencia.
El protagonista de esta “apestosa” historia es un paquete que llegó a una oficina de correo en la localidad de Schweinfurt, al norte de Baviera, en Alemania, que comenzó a esparcir un olor muy desagradable, y los empleados incluso empezaron a sentirse mal por el hedor tan fuerte. El personal de la oficina descubrió que el aroma provenía del paquete y llamaron a los servicios de emergencia porque creyeron que tenía un gas nocivo.
Como parte de sus protocolos de seguridad 60 personas de la oficina de correos fueron evacuadas del lugar. El aroma era tan tóxico que incluso dos empleados fueron llevados a un hospital para su evaluación y cuidado.
En total 20 vehículos de seguridad entre policía y bomberos llegaron a la oficina, y los servicios de emergencia entraron para averiguar qué contenía el hediondo envoltorio. Cuando lo abrieron se dieron cuenta de que no tenía ninguna bomba o amenaza terrorista: solo era un paquete con durián, una fruta exótica del sudeste de Asia.
El destinatario del paquete era un hombre de 50 años, de parte de un amigo del pueblo de Nuremberg que se lo envió para que conociera y probara ese fruto tan odiado y popular a la vez en países como Tailandia, Malasia y Singapur. Al final le regresaron el paquete a quien lo mandó.
Quienes conocen el durián dicen que tiene un aroma demasiado fuerte e inigualable, pero que lo más cercano es algo así como un montón de basura con cebollas podridas, excrementos de cerdo y ropa interior sudada. Por esto, incluso está prohibida su venta y consumo en algunos restaurantes y mercados públicos.