Luego de que el árbitro le sacara la tarjeta roja a un jugador de una liga menor en Tulancingo, Hidalgo, en México, este decidió hacer justicia por su propia mano y mató al colegiado de un cabezazo, según reportan algunos medios de comunicación.
El hombre, quien seguramente tendrá una cabeza como la de los Gigantes de Tula (de piedra), huyó del lugar del crimen aprovechando la confusión de los demás jugadores y la afición que ahí se reunía.
Todo sucedió el pasado 6 de noviembre a las 10:40 horas, cuando se jugaba el partido amateur de la Liga de Hidalgo, entre las escuadras Canarios-Rojo Gómez y Lindavista. La cancha de la fatídica expulsión fue la de Satélite del ejido Zapotlán Medias Tierras, del municipio de Tulancingo.
El árbitro se llamaba Víctor Trejo, y tenía 59 años de edad. La causa de la expulsión fue una acción brusca del agresor, de nombre Rubén Rivera Vázquez, jugador del Canarios-Rojo Gómez, y quien en lugar de abandonar la cancha, atacó al silbante.
El árbitro cobraba entre 350 y 500 pesos por cada partido que pitaba, señala el presidente del Colegio de Árbitros de Pachuca, Alejandro Monsalvo. La causa de la muerte fue un hematoma subcranoideo generalizado, a causa del traumatismo craneoencefálico, dieron a conocer los paramédicos de la Cruz Roja que acudieron al lugar.
Al conocer la magintud del accidente, el futbolista escapó del sitio a bordo de un vehículo; pero aún así, sus compañeros lo señalaron como el responsable de la muerte y facilitaron a las autoridades su domicilio.