Su nombre es Pedro Medina y hace 18 años podría decirte, con exactitud cuántas hamburguesas se vendían en todas las sucursales de McDonald’s por minuto, sin embargo, ahora utiliza su memoria y su tiempo en cosas más relevantes, como conocer cuantas especies de anfibios existen en su natal Colombia.
Él ha dejado atrás su pasado de director de 33 restaurantes de McDonald’s y todo lo que ello representa, como pasarse su día corriendo, entre juntas directivas, aviones e informes, muchas veces sacrificando su tiempo libre con su familia.
Ahora, es un hombre completamente diferente, se despierta con el cantar de los pájaros y se duerme con el ruido de las ranas. Renunció a su lujoso apartamento en la zona norte de Bogotá para irse a vivir a Choachí, un pueblo de tan sólo 13 mil habitantes, a unos 55 kilómetros de la capital.
Medina, estudió en la Universidad de Virginia, en Estados Unidos y llevó la primer sucursal de McDonald’s a Colombia, en 1995, en Andino de Bogotá, el centro comercial más exclusivo de la ciudad. A la inauguración de la multinacional de comida rápida más famosa del mundo asistió hasta el presidente del país de la época. Tras 12 meses, era un negocio sólido que se extendía por todo el territorio colombiano.
Abrimos 10 restaurantes en los primeros 12 meses. Tuvimos la apertura más rápida de McDonald’s en el mundo, hasta ese momento. Nos convertimos en el empleador más grande de estudiantes universitarios del país, con mil 125 jóvenes.
¿Que ha llevado a Medina a abandonar esta vida y a redefinir el concepto de éxito? Fueron tres los momentos claves que lo llevaron a tomar la decisión de cambiar su vida:
El primero fue, una conferencia que dio a futuros administradores y economistas en la Universidad de los Andes, en 1999. Este año, Colombia enfrentaba una fuerte recesión económica y problemas de seguridad. Al preguntar a los 39 estudiantes, sí se veían en su país en cinco años, tan sólo 12 levantaron la mano.
Cuando les pregunté a los otros 27 qué era lo que pasaba, me respondieron pidiéndome razones para quedarse en el país y yo no supe bien qué decirles.
En este momento, pensó en un proyecto llamado ¿Por qué creer en Colombia? pues, además del café, las esmeraldas y la naturaleza, se le acabaron los motivos para explicarle a estos jóvenes el porqué deberían de apostar en su país, en vez de los modelos extranjeros.
En segundo lugar, en el año de 2001, cuando Medina cada vez estaba más cansado y con la mente fuera de McDonald’s, su jefe le hizo dos preguntas muy directas: ¿usted qué quiere hacer?,¿quiere renunciar cierto? En ese momento, él quería dedicarse más en su proyecto a favor de Colombia, sin embargo, no quería quedarse en la calle, sin un trabajo fijo:
Yo quería mantener la conexión con McDonald’s por esa seguridad que le da a uno.
En el siguiente año, lo nombraron consultor externo y tuvo todo el tiempo del mundo para dedicarse en cuerpo y alma a su proyecto.
El tercero, que más bien fue el primero, pero Medina prefiere dejarlo al final, fue el momento en que se dio cuenta de lo que significaron sus últimos 15 años, cuando se encontró al borde de la muerte:
Tuve un aneurisma. Me abrieron la cabeza unos días después y cuando me la sellaron me dejaron un tornillo un poco suelto.
Aún conserva la cicatriz, al lado izquierdo de su frente. Y, después de 15 años, hizo un recuento de lo mucho que había perdido alcanzando esta concepción de éxito basado en la posición económica y empresarial. En este momento lo cambió todo para volverse al campo, dejar atrás las hamburguesas y la soda, para cambiarlo por comida natural, sin necesidad de refrigeración o congelación.
Ahora, vive en una minga, una construcción colectiva en donde ha cambiado por completo sus hábitos, optó por una alimentación flexivegetariana e intenta hacer de su hogar, lo más sustentable posible. Conoce a sus vecinos y a todos los habitantes del pueblo y está convencido que, para avanzar, se tiene que pensar en lo local.
15 años en McDonald’s y 24 meses en el campo le enseñaron a Medina, que la felicidad es inversamente proporcional a los bienes materiales que uno tiene. Como dicen por ahí, no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita.
Medina trabaja impartiendo conferencias, y no sólo expone la idea de los beneficios de Colombia y el por qué deberíamos creer en nuestras localidades, sino también relata su cambio de vida, es su manera de explicar distintas formas de alcanzar el éxito en la vida.
https://www.youtube.com/watch?v=Sxs2b1ksZgM