La especie humana apareció en la Tierra hace aproximadamente 120,000 años, pero todavía seguimos evolucionando para adaptarnos mejor al ambiente que nosotros mismos estamos transformando.
Con el desarrollo y uso de la tecnología el Homo Sapiens Sapiens se volvió la criatura dominante del planeta, y aunque se creía que su organismo había cambiado poco los científicos tienen nuevas evidencias anatómicas que demuestran que la evolución de nuestra especie continúa.
Un estudio publicado en el Journal of Anatomy, a cargo del Dr. Teghan Lucas de la Universidad Flinders en Australia, explica que el “rango de retención” se refiere a los cambios y prevalencias que presenta el cuerpo humano a través de diferentes generaciones, y que en los últimos 250 años ha variado más que nunca.
Según él y otros expertos los humanos ahora nacemos con rostros y quijadas más pequeñas. Además muchos no desarrollan algunos molares, y en cambio otros retienen partes en brazos y piernas que normalmente van desapareciendo.
El estudio habla específicamente de la llamada arteria mediana, una que se desarrolla en la etapa embrionaria en los brazos, pero que al nacer y con el paso de los años iba desapareciendo.
Antes lo más común era que esa arteria desapareciera, pero ahora una de cada tres personas la conserva, lo cual podría significar una mejora en el sistema circulatorio. Este detalle anatómico y otros (como la gente a la que no le salen las muelas del juicio) ha sido visto como rasgos microevolutivos en la especie.
Mucha gente pensó que los humanos habían dejado de evolucionar. Pero nuestro estudio muestra que todavía estamos evolucionando, más rápido que en cualquier momento de los últimos 250 años.
– Dr. Teghan Lucas
La misma acción de los humanos ha cambiado mucho el entorno en el que se desarrolla, y al parecer también estamos causando pequeños cambios en nuestro organismo y en el de las generaciones futuras.
Somos el resultado de millones de años de evolución, y esa historia todavía no se termina.