A nadie le gusta pasar ridículo, pero, irónicamente, resulta ridículo cuando al tratar de evitar las burlas, terminas en el hospital, como ya le ha pasado a reinas de belleza, así que es mejor soportar unas risitas maliciosas ahora que sufrir lamentaciones en un hospital por evitárselas o, al menos, eso dicen quienes saben. Pero el miedo al juicio de los demás suele ser grande.
La joven Estefanía (@estefychescia) decidió sincerarse y hablar sobre un incidente que convirtió un accidente penoso pero básicamente inofensivo en un viaje al hospital, pues por fingir un desmayo terminó en emergencias, donde la intervinieron quirúrgicamente para operarla de la vesícula. Esta es su historia de accidentes, drama e intervenciones quirúrgicas.
Por no pasar vergüenza, la pasan a la ambulancia
La historia de Estefanía inicia en su trabajo, donde se desempeñaba como oficinista en un entorno laboral en el que estaba rodeada de gente muy importante. En el momento más inoportuno, mientras se dirigía a merendar durante su hora de comida, la pobre se cayó por las escaleras, provocando una aparatosa escena en la que rodó un largo tramo hasta el piso, terminando tirada en el suelo. Debido a que traía puesto un vestido y tacones, dice que literalmente “se le veía todo”, por lo que sus niveles de vergüenza se dispararon por las nubes.
Así, no queriendo levantarse, arriesgándose a que todas las miradas posadas en ella dieran paso a las risas, decidió fingir que la cosa había sido grave para que no se burlaran, por lo que aplicó “la estrategia de la zarigüeya” y se quedó tirada y quietecita, viendo con los párpados entrecerrados cómo se congregaba una pequeña multitud a su alrededor. Sin embargo, no contaba con los eficaces cuerpos de emergencia, quienes la subieron en una camilla y se la llevaron a la ambulancia como rayo, casi sin dejar que la sorprendida “desmayada” reaccionara.
El show debe continuar
Una vez en la ambulancia, con los cuerpos de emergencia, su intención de dar a conocer la farsa a los cuerpos médicos se vio frustrada por el hecho de que algunos compañeros suyos se subieron al vehículo para velar por ella y hacerle compañía. Así, tuvo que mantener la farsa en todo momento durante al trayecto al hospital. Las vanas esperanzas de Estefanía eran que la llevaran a un hospital cercano, de preferencia que no fuera privado, pero irónicamente “para su desmayo”, la llevaron a uno de los hospitales más caros disponibles.
Una vez en urgencias, la chica se percató de la presencia de su madre entre la gente ahí reunida y se notaba que se encontraba bien asustada, pero “la desmayada” no se atrevía a salir de su papel porque aún había muchos conocidos suyos presentes que podrían entrarle al chisme, por lo que dejar de fingir estaba fuera de la mesa. Su oportunidad para salvar la situación se presentó cuando la pasaron adentro de urgencias, donde solamente a ella y a su mamá les permitieron el paso. Ahí, la chica por fin abrió los ojos y se sinceró con su progenitora, explicándole lo que había pasado y que todo era un malentendido nacido de su intento por evitar el ridículo. Sin embargo, las cosas no salieron como Estefanía había esperado y nuevas sorpresas estaban por venir.
A final de cuentas, hay que aprovechar la vuelta
A pesar de haber aclarado que todo había sido un malentendido y que solo le había dado pena levantarse, su mamá le dijo que lo hecho hecho estaba y que ya estando ahí le estaban haciendo exámenes de amplio espectro para ver si se encontraba bien, a ver si no tenía algún daño interno. Aunque le dijo al médico que solamente se tropezó y no se pudo levantar, le realizaron los estudios que estaban planeados y le llegaron con una noticia nada buena: era necesario operarla de urgencia.
Lo que ocurría es que le detectaron cálculos biliares, por lo que tenían que realizarle una colecistectomía para retirarle la vesícula. Así, terminó sometiéndose a una cirugía que suele llevarse una o dos horas. Aunque las secuelas de una operación de ese tipo son a veces gases, acidez en el estómago, dolor y malestar abdominal, usualmente, luego de unas seis semanas desaparecen, por lo que la actuación de Estefanía resultó ser afortunada porque debido a ella le descubrieron a tiempo y le solucionaron un problema que pudo haber sido un verdadero riesgo a su salud en el futuro. Incluso así, la tiktoker dice que antes de su video, nunca pudo contarle la historia a sus colegas, por pena, pero se quitó un peso de encima al hacer pública su peculiar anécdota, que antes planeaba llevarse a la tumba.