La muerte de la reina Isabel II fue una noticia que sacudió al mundo. No solo por el deceso de una figura emblemática para Reino Unido, sino por los cambios políticos y sociales que el último adiós de la monarca provocó en los países unidos a su reinado. El cambio directo fue la coronación del nuevo rey, su hijo Carlos, quien por 70 años llevó el título de príncipe de Gales.
Pasar la mayor parte de su vida preparándose para el gran día fue un hábito cotidiano para el hombre de 73 años, quien tras la muerte de su madre, tomó el título y la corona para llevar a cabo las labores de reinado. Después de la ajetreada agenda por los homenajes a Isabel II, Carlos III apuntó un día de descanso (jueves 15 de septiembre) en la residencia de Highgrove, en la que ha pasado la mayor parte de su vida.
Sin embargo, tomarse un descanso en los primeros días de su coronación desencadenó una serie de críticas y teorías sobre qué pasaría con su futuro al frente de la Casa Real. El anuncio del despido de más de cien empleados para ser sustituidos por el servicio del Palacio de Buckingham fue el punto central de la polémica, pero, sin duda, no la más importante ahora que tendrá la responsabilidad del reino.
Retirarse a descansar en la finca de Gloucestershire fue un punto de calma para el nuevo monarca, quien afrontaría los días más pesados tras el deceso de Isabel II. La mansión llena de jardines, según los expertos reales, es un refugio para Carlos, pues es “todo lo que el rey Carlos II trata sobre la armonía del hombre y la naturaleza”. El rey es un fanático de la jardinería y posé más de 800 hectáreas de tierra cultivada orgánicamente.
El Ducado de Cornwall adquirió la residencia para el entonces príncipe de Gales en 1980. Ahí vivió con su primera esposa, Diana, y con su hijos Guillermo y Enrique. Después de casarse en 2005 con la reina consorte Camila han hecho de la propiedad real su hogar. La revitalización estratégica de los jardines ha dado privacidad al lugar a pesar de recibir alrededor de 30 000 visitas al año.
Highgrove está en manos del Ducado de Cornwall, es decir, asignado para el nuevo príncipe de Gales, Guillermo, quien se mudó a Adelaide Cottage, en Windsor, durante el verano, por lo que no se espera que regrese a su casa de infancia para vivir con su esposa Catalina y sus tres hijos.
Algunas suposiciones se inclinan a que Carlos tendría que pagarle 700 000 libras esterlinas al año a su hijo por el alquiler, pero otros ponen sobre la mesa que el príncipe podría dejarlo como un regalo a su padre. El rey y la reina consorte podrían mudarse al Palacio de Buckingham en 2027, después de un proyecto de renovación de 10 años, o usarlo como oficina. Todo lo dirá el tiempo y sus decisiones como nuevo monarca.
Simplemente parece un granjero dando un paseo y sería el príncipe Carlos y eso es lo que le encanta hacer. Le encanta simplemente salir, disfrutar de un paseo, al igual que su colocación de setos que todos sabemos que le encanta. Obviamente ha hablado de eso y esa es su pasión.
—Harrold, extrabajador de Highgrove y experto en etiqueta
La finca tiene una gran ventaja para el rey, pues es muy central. La propiedad de Costwold se encuentra cerca de sus oficinas en Londres, al igual que la casa de campo de Camila en Wiltshire; Guillermo, en Windsor, y su hermana Ana, en Gatcombe Park.