Hay ciertos lugares y objetos de la casa en los que ponemos especial atención a la hora de la limpieza, como la cocina y, sobre todo, el baño, pues siempre hemos creído que el excusado es el lugar en el que se pueden encontrar más gérmenes y bacterias. Sin embargo, de acuerdo a un estudio realizado por la página de Insider, el principal peligro puede estar en tu recámara, específicamente en tu almohada.
De acuerdo al estudio, los hombres solteros de entre 18 y 25 años manifestaron que solo cambian las fundas y lavan sus almohadas un máximo de cuatro veces al año, lo que obviamente es insuficiente si tomamos en cuenta que se usan a diario y que en ellas depositas sudor, saliva e, incluso, restos de comida y bebidas. Además, cada vez que te acuestas a dormir dejas cerca de 15 millones de células de la piel que ya son desecho.
También se debe agregar el polvo y la contaminación que logra colarse hasta tu dormitorio y termina en tu almohada, lo que sin duda es como un banquete para los gérmenes y bacterias que toman este lugar como su “hogar”. Mientras menos laves la almohada, habrá más cantidad de estos, y como resultado tendrás que el lugar en el que pones tu cabeza al dormir esté más sucio que donde pones tu retaguardia al ir al baño. Esto parece tener mucha lógica.
Todas las bacterias se empiezan a extender hacia las sábanas y luego llegarán hasta el colchón y, entonces, será muy complicado que las saques de ahí, por lo que los expertos recomiendan que laves la ropa de cama al menos una vez a la semana, usando agua muy caliente para terminar con esos visitantes que poco a poco pueden ir afectando tu salud y la de tu familia. Así que no lo tomes a la ligera.
No hay pretexto, pues lavar las prendas que usas en tu cama, incluida la almohada, no te quitará mucho tiempo y menos si tienes lavadora, o bien, las puedes llevar a un lugar donde brinden este servicio. Verás que incluso dormirás mucho mejor con un entorno más limpio, que huela bien y, sobre todo, que te mantenga lejos de los gérmenes y las bacterias. Aunque eso sí, no te olvides de seguir lavando el baño y toda la casa para que no permitas que se instalen “inquilinos” que dañen tu salud.