Mientras que tus amigos se encuentran gozando de la fiesta y haciendo vibrar sus vasos mientras brindan y brindan, tú estás completamente borracho en una esquina.
Tranquilo, a todos nos ha pasado. Te quedas hundido en un sillón o en cualquier lugar, sin la capacidad de entender qué fue lo que pasó y preguntándote cómo o por qué la vida te llevó a ese momento terrible.
En estos momentos seguro te estás preguntando: “¿por qué me pasó a mí?”. Bueno, hay un montón de razones por las que te pudo pasar, o por las que te puede pasar…
Según la BBC, esto se debe principalmente a tu estado de salud; la frecuencia con la que bebes y, por desgracia, algo que no puedes controlar: tu herencia genética.
En el caso de las mujeres es más probable que sientan más los efectos del alcohol que los hombres. Esto solamente se remite al hecho de que en promedio las mujeres son más pequeñas que los hombres y tienen un mayor porcentaje de grasa corporal.
Debido a que el alcohol no se absorbe bien en el tejido graso, se acumula en la sangre, por lo que los efectos son más fuertes.
Las personas mayores también tienen dificultades para manejar su consumo, a comparación de personas más jóvenes, ya que tienden a tener menos agua en sus cuerpos. Esto significa que el alcohol se acumula de forma más potente. Sus células también se vuelven más sensibles, por lo que los órganos, como el cerebro, sentirán los efectos mucho más rápido.
Si eres un poco más grande que tus compañeros, te encontrarás con que puedes beber más que tus amigos más pequeños, antes de que empieces a sentirte un poco borracho. La gente más grande tiende a tener más sangre en el cuerpo, por lo que el alcohol se diluye más fácil y no afecta tanto como a una persona con un cuerpo más pequeño.
Si eres de cuerpo pequeño, entonces habrá más alcohol en tu torrente sanguíneo y se diluirá de forma mucho más lenta, hasta llegar a un límite en que ya no lo puedas manejar… Y terminarás así…
Así que ya lo sabes, después de esto si vuelves a ser quien se queda tirado en algún sitio, no preguntes “¿Dios mío, por qué me pasa esto a mí?”…