Una cosa es tener a una mascota emplumada en casa que aprendió (de nosotros obviamente) a decir una que otra grosería que nos divierte; pero otra muy distinta es que no uno sino cinco loros insulten a quienes los visitan en un parque público y familiar.
Billy, Eric, Tyson, Jade y Elsie son loros grises que forman parte de la colonía de cerca de 200 aves que viven en el zoológico de Lincolnshire Wildlife Park, en Reino Unido, y juntos estuvieron aprendiendo una larga y florida lista de malas palabras y toda clase de insultos.
Estos loros fueron adoptados por el zoológico en agosto, los colocaron juntos en una jaula y ahí aumentaron su repertorio de groserías en pocos días. Incluso cuando el director del lugar, Steve Nichols, pasaba junto a ellos le gritaban cosas como “cállate, gordo, fenómeno, j*dete”.
Al principio a todos los trabajadores del lugar les pareció gracioso y no hubo problema. Lo malo fue que los loros finalmente fueron exhibidos al público y en menos de 20 minutos ya habían comenzado a insultar a todos.
Los visitantes tomaron con buen humor las injurias de estos loros boquiflojos, pero el director después consideró que si había niños entre los visitantes esta situación podría cambiar de graciosa a grave en cualquier momento.
Así que, como a grupo de niños en un salón de clase, a estos loros mal hablados los tuvieron que separar de la colonia de aves, y poner a cada uno en lugares diferentes para que no siguieran “enseñándose” a maldecir entre ellos.
Steve Nichols espera que este plan funcione, y también dio indicaciones para que los empleados traten de no reírse si alguno de los loros los insultan pues es posible que las risas sean un motivador para que sigan diciendo groserías.
Seguramente nadie se ofendería por culpa de uno de estos loros majaderos, pero pensando que ahora por cualquier cosa las personas se sienten agredidas tendremos que privarnos de escucharlos decir groserías a cambio de una mald*ta galleta.