Así como es importante tener una imagen digna en la pantalla, las películas también necesitan un buen sonido, pues estos efectos son cruciales para disfrutar más la historia, la acción y los estímulos que vemos en las cintas.
Tal vez no lo creas, pero películas como Perros de reserva, Toy Story y El señor de los anillos tienen un efecto en común: el Wilhelm Scream, un grito colocado como una broma entre cineastas y que ha estado presente por más de 50 años en cintas de gran talla y hasta de bajo presupuesto.
En un principio, este sonido fue diseñado para ser usado como foley (efecto de sala) en la película Ecos de tambores, de 1951, específicamente para la escena en que “un hombre es mordido por un caimán y grita”. A partir de ahí, muchos directores de cine y editores comenzaron a utilizarlo como un gag en sus películas.
El grito se integró a la biblioteca de sonidos de la Warner Bros. y con el paso del tiempo, fue utilizado en decenas de producciones, hasta que en 1970, un grupo de diseñadores de sonido de la carrera de Cine de la Universidad del Sur de California, entre los que estaba Ben Burtt, observó que era frecuentemente utilizado y poco a poco lo fueron llamando Wilhelm Scream en honor al personaje al que se lo colocaron por primera vez.
Burtt lo utilizó cuando fue contratado para la película Star Wars y más tarde se agregó a Indiana Jones. Con el tiempo, otros directores como Quentin Tarantino y Peter Jackson se sumaron a la broma y ahora es uno de los sonidos más reconocidos de Hollywood.
El origen de este sonido fue desconocido por mucho tiempo, hasta que Burtt comenzó rastrearlo a través de una hoja de llamados de la cinta Eco de tambores y dio con el nombre del actor Sheb Wooley, quien muy probablemente sea el intérprete de este clásico grito del cine. Tal vez hayas escuchado el Wilhelm Scream en la última película que viste y no te hayas dado cuenta, pero de lo que sí estamos muy seguros es que este grito nunca saldrá de nuestras pantallas y oídos.