Aunque existen múltiples razones tontas para casarse, siendo una de las menos comunes el amor, parece que para el divorcio tampoco faltan argumentos ridículos. Desde artimañas legales para sacar el mayor provecho económico hasta situaciones higiénicas y de gustos, cuando se apaga la flama o si esta no brilla igual para los dos, el matrimonio se marchita y muere.
A continuación te presentamos 10 casos extremos de situaciones bizarras que llevaron a sendos matrimonios al desastre. No siempre fue por dinero, en ocasiones ni se veía venir e incluso algunas veces hasta sobró el amor. Estas situaciones nos demuestran que donde hay voluntad (de separarse), hay divorcio.
1. Divorcio secreto
Gabriel Villa y Cristina Carta Villa estuvieron casados por 20 años, que compartieron mientras criaban a su hijo, Lorenzo, viajando entre sus dos residencias estadounidenses y una francesa, hasta que Cristina se enteró de que en realidad hace años estaban “legalmente” divorciados.
Como una mezquina maniobra para “proteger su patrimonio”, Gabriel había tramitado su divorcio en secreto, en República Dominicana, tan solo meses después de su matrimonio. La defraudada mujer demandó a su “esposo”, 30 años mayor que ella, por su conducta avariciosa e ilegal.
2. Se sacó la lotería
El 28 de diciembre de 1996, Denise Rossi, una mujer californiana, se sacó el premio gordo de la lotería, embolsándose 1.3 millones de dólares. Después de 11 días, registró una solicitud de divorcio y se separó de Thomas Rossi, su esposo por 25 años, sin hacerle saber de su fortuna recién adquirida.
Más de dos años después de su divorcio, Thomas se enteró de las ganancias de Denise y de cómo ella se había divorciado “para evitar que le pusiera las manos encima”. La mujer terminó demandada y se le obligó a entregar la totalidad de sus ganancias a su exmarido.
3. “Tres son multitud”
El dicho es especialmente cierto cuando “el mal tercio” es la mamá del galán. Stefanno y Marianna se casaron luego de tan solo 12 años de relación. Todo parecía ir bien, hasta que fueron interceptados por la suegra de la novia en el aeropuerto, cuando se disponían a tomar su vuelo de luna de miel con destino a París.
La excusa para llevar a la suegra era que se encontraba “enfermita” y que el responsable hombre no podía dejarla sola. Luego de soportar por mucho tiempo a su suegra, que de por sí ya vivía a la vuelta de la esquina del domicilio romano de la pareja, la recién casada decidió que era suficiente y se separó definitivamente de su esposo con mamitis aguda.
4. Encargarse de los platos sucios
Mi esposa se divorció de mí por dejar mis vasos sucios por el fregadero… e hizo bien. Un día, justo después de mi cumpleaños 34, tomó a nuestro hijo y se fue de casa. Cada pareja tiene su propia versión de esa misma pelea: Para nosotros fueron los trastos sucios.
– Matthew Fray, capitalizando su divorcio como receta para un buen matrimonio
El consejero de relaciones y “escritor” de libros de superación personal Matthew Fray fue abandonado por su esposa porque dejaba los trastes sucios en el fregadero. Al principio, estaba devastado y se preguntaba: “¿Qué cosa terrible le hice a mi esposa, exactamente?”. Pero ya lo ha superado, ahora usa su anécdota como gancho para vender sus libros, no lloren por él.
5. “Libre soy”
Una mujer japonesa anónima, de 29 años, se obsesionó (como muchos otros japoneses) con la película animada de Disney Frozen: Una Aventura congelada (2013) y pensó que su marido, que había estudiado danés, estaría encantado con la caricatura, que se basa (muy libremente) en el cuento La reina de las nieves de Hans Christian Andersen.
Sin embargo, la reacción de su esposo fue entre neutral y desidiosa. Después de decirle a su esposa que la película no le había gustado y preguntarle si de verdad le había parecido buena a ella, la relación marital de seis años se enfrió completamente. La mujer pidió el divorcio y se fue a vivir con sus padres porque, según ella, si su ex no pudo entender por qué la película es tan grandiosa, entonces algo estaba mal en él.
6. Matrimonio tirado por el escusado
Una mujer india en sus veintes estuvo viviendo una situación de abuso y vejación por parte de su marido durante cinco años: se veía obligada a usar los campos cercanos a su hogar para “hacer sus necesidades”, pues él no instalaba un inodoro en casa. A la muchacha se le concedió el divorcio en 2015 luego de que un juez de la corte de Rajastán declaró que obligar a alguien a defecar a la intemperie es una forma de tortura, una de las pocas razones legales válidas en India para divorciarse.
Gastamos dinero en tabaco, licor y teléfonos móviles, pero somo reacios a construir inodoros para proteger la dignidad de nuestra familia. (Obligar a las mujeres a esperar el anochecer para responder al ‘llamado de la naturaleza’) no es solamente crueldad física, sino un abuso a la modestia femenina.
– Juez rajastaní
7. Se acabó en cuanto lo posteó
En 2016, una pareja de Arabia Saudita se divorció a pocas horas de haberse casado, pues la mujer recién casada le fue “infiel” a su marido, rompiendo un compromiso formal al que había llegado con él antes de iniciar la celebración de su unión.
El abrupto final llegó luego de que el marido se enteró del uso de Snapchat por parte de su esposa durante la boda. El escandalizado hombre se sintió traicionado, pues parte del acuerdo prenupcial incluía el compromiso, por parte de ella, de “no usar aplicaciones de redes sociales durante la ceremonia”, lo que probablemente se le impuso debido a que las usaba compulsivamente.
8. Sin intimidad, no hay matrimonio
Mariam Adunni, mujer nigeriana de 38 años entonces, tramitó su divorcio debido a que su esposo era un verdadero boquiflojo: seis años de matrimonio y no podía confiar en que lo que le contara permaneciera entre los dos, pues le encantaba compartir sus asuntos familiares.
A pesar de que los chismes de su marido eran solo sobre asuntos familiares y los mantenía “dentro de la familia y su círculo de amistades”, Mariam temía que en algún momento alguien pudiera usar la información para manipularlo y quiso “cortar por lo sano”. En un momento dado, de mutuo acuerdo, decidieron acabar con su acuerdo matrimonial.
9. Demasiado amor
Él la amaba mucho. Muchísimo. Demasiado. En testimonio, la pobre mujer de Fuyaira, en los Emiratos Árabes Unidos, reveló que su asfixiante marido cocinaba, limpiaba, barría y la amaba apasionadamente. A tal grado llegaba la devoción del “desconsiderado marido” que la hacía sentirse oprimida y aplastada bajo el peso de su afecto, lo que la orilló a pedir el divorcio. La corte pospuso su decisión para que intentaran reconciliar sus diferencias.
Añoro un día de disputas: necesito una verdadera discusión, (es más), con un ligero desacuerdo me conformo, pero no (puedo soportar) esta vida (vacía) sin conflictos. El cariño de mi marido y su incondicional obediencia han vuelto mi vida un infierno.
10. Me vas a extrañar
Con el fin de demostrarle a su esposa el infierno que sería su mundo si él le faltara, Mike Cilgram, de 28 años, decidió tomar su propia vida… pero “de a mentiritas”, para poder decirle después “te advertí que me ibas a extrañar”. Desafortunadamente, este genio tuvo un error de cálculo en su plan maestro. En lugar de “darse cuenta de lo mucho que lo extrañaría”, su esposa le dijo que el matrimonio había llegado a su fin:
Aún lo amaba cuando lo deje, (hasta) estábamos tratando de tener un niño (…) pero simplemente ya no podía confiar en él y no había garantía de que no volvería a hacer algo así (como fingir su muerte) de nuevo.
-La exesposa de Mike