Todo empezó cuando Edward Lane se dio cuenta de que el Instagram de su novia recibía más atención que la de nadie más. Él empezó a parodiar a personas que intentan volverse influencers y se hizo famoso.
El nombre de su novia es Amy y publica continuamente sobre distintos temas.
Amy hace publicaciones sobre temas motivacionales, alimentación saludable y comparte fotos suyas haciendo yoga. Todo el tiempo vemos este tipo de publicaciones en Instagram y francamente se ha vuelto la norma entre las mujeres que llegan a tener muchos seguidores.
Está bien, pero eso da pie a que tipos como su novio también intenten hacer travesuras en las redes sociales. No pocos lo han alabado por su labor y su intención de empezar su propia marca de consejos donde anuncia sus productos caseros como el AbHancer que en seis segundos te da abdominales de sixpack.
El contenido de sus publicaciones empezó a parecerles extrañamente familiar a sus amigos. Según Lane nunca había sido muy afecto a las redes sociales, hasta que notó que su novia recibía mucha atención.
De repente tuve que tomar posiciones muy raras para tomarle fotos, estaba en el sofá atrás de ella tratando de obtener un buen ángulo para que saliera perfecta una foto de sus pies, por ejemplo. Pensé que todo el asunto era de locos. Literalmente, cientos de personas estaban comentando la foto de mi novia comiéndose una ensalada, no le hallaba el sentido. Pero más que nada me hacía reír mucho.
Entonces Lane, como cualquier buen novio abrió su cuenta de Instagram. A su cuenta de parodia la llamó @wellness_ted en homenaje a la de su novia @wellness_ed. Elogia el bienestar como algo muy importante para cada individuo, algo que hace con una wellfie a la vez y se considera a sí mismo un “terapista no calificado, nutricionista de conocimientos liberales y figura pública”.
Publica lo mismo que los bloggers de fitness incluidos sus desayunos de hamburguesas, waffles y demás alimentos. La novia de Lane no se sentía celosa ni molesta con las burlas… Hasta que él tuvo más seguidores que ella.