Reparar un vehículo es un problema serio. No solo porque tienes que tratar con el clásico mecánico gordo que te quiere ver la cara de tonto cuando te dice que hay que cambiar la transmisión, cuando solo fuiste por un sencillo rayón. Es entonces cuando tienes que desembolsar cientos, o a veces miles para que te lo entreguen.
No obstante las personas que verás a continuación se salieron un poco de lo establecido y se volvieron el claro ejemplo de ingenio al combinar algo de creatividad con un poco de “hazlo tú mismo”. Los resultados son… digamos peculiares; pero a pesar de ello la reparación no les costó un ojo de la cara, que ya es ganancia.