Que un martillo o un desarmador sean herramientas muy sencillas de usar no quiere decir que todos tenemos la habilidad necesaria para utilizarlas con precisión. Estos desastres son el resultado del clásico “mejor lo hago yo para no pagar la reparación o instalación”.
Así como hay profesionales con una licencia que los acredita como individuos capacitados para construir edificios, poner pisos o hasta reparar una ventana, también debería haber restricciones por escrito para estas 25 personas que son un desastre cuando tienen herramientas en las manos. Ellos nos demuestran que hasta para usar un martillo hay que tener experiencia o sentido común.