Gracias a la tecnología podemos viajar en la autopista digital para hacer todo tipo de compras sin abandonar la comodidad de nuestra casa. Por desgracia nada es perfecto, y al comprar cosas por internet también hay riesgos.
La desgracia más posible —y frecuente— de los compradores en línea es que hay un abismo de diferencia entre lo que ordenan y lo que reciben. Estas 20 personas sufrieron una amarga desilusión cuando su expectativa se estrelló contra la realidad de lo que llegó hasta sus casas.